Una historia al vuelo

Ahora se anuncia que la empresa suspenderá el servicio ya que cambiará la flota y el precario aeropuerto de Ibagué carece de la tecnología y la capacidad para recibir las nuevas aeronaves. Por lo que Ibagué quedará a merced de una sola aerolínea con un solo destino directo.

A mediados de los años setenta del siglo pasado la capital del Tolima había quedado aislada del servicio de transporte aéreo. El aeropuerto Perales reducía su actividad a servir de escenario para una escuela de fumigación y las últimas avionetas monomotor de transporte de pasajeros habían excluido a Ibagué de sus rutas.

Un grupo de empresarios liderados por la Asociación para el desarrollo del Tolima ADT conformó una minga para recolectar el dinero requerido para subvencionar a Satena para que incluyera a la capital del Tolima entre los destinos a servir.

Con la regularización de la oferta de transporte aéreo surgió la idea de crear una empresa que atendiera las necesidades regionales de transporte aéreo de pasajeros y carga. La promoción y diseño se encomendó a la ADT y se produjo una alianza con empresarios del Huila que condujo a la creación de Aires.

La nueva empresa entró a ocupar un nicho de mercado que no estaba atendido de manera que se produjo una expansión de rutas y un incremento del tráfico que obligó a la capitalización de la compañía. Con la incorporación de recursos frescos, nuevos accionistas y el relevo de otros de ser destino aislado Ibagué se encontró conectada y con disposición de vuelos (en ocasiones con varias frecuencias diarias) a Bogotá, Neiva, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Santa Marta, Barranquilla y opciones con escalas a lago Agrio en Ecuador, Aruba, Panamá y Curaçao- la flota fue renovada y en Medellín se formó un eje que atendía a numerosos destinos regionales. Por supuesto Ibagué como sede de la compañía tenía atención prioritaria.

Vino la competencia en la figura de dos compañías a disputar el mercado, el aeropuerto d Ibagué se fue quedando rezagado y obsoleto y la crisis económica del país obligó a los accionistas a vender la compañía. La empresa regional quedó incorporada a una multinacional con prioridades e intereses completamente distintos. La oferta se contrajo y las opciones para los ibaguereños y quienes aquí vienen quedaron reducidas a la mínima expresión.

Ahora se anuncia que la empresa suspenderá el servicio ya que cambiará la flota y el precario aeropuerto de Ibagué carece de la tecnología y la capacidad para recibir las nuevas aeronaves. Por lo que Ibagué quedará a merced de una sola aerolínea con un solo destino directo.

Tal parece que lo acontecido le importa a muy pocos y los gremios y autoridades callan cual mimos mientras Ibagué se sume en el aislamiento y la incomodidad de un aeropuerto que es tratado con desprecio en Aeronáutica Civil.

Resulta muy compleja la repetición del proceso descrito para volver a situar a la capital del Tolima entre los destinos de las aerolíneas y con acceso directo a diferentes plazas.

REDACCIÓN EDITORIAL

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