Planificar

En medio de la frondosa nómina de la Alcaldía y sus institutos de seguro hay algunos funcionarios duchos en la elaboración de pre pliegos y pliegos y su correspondiente trámite (que no es asunto de física cuántica), de manera que no se pierda tiempo vital y se pueda arrancar, finalmente, con la construcción de los escenarios.

Es de todos conocida la lentitud en la ejecución de los proyectos de las entidades públicas, así como la ciudadanía ha observado que tal característica se agudiza en la administración municipal de Ibagué. Lo que lleva a preguntarse si, en el período de espera de las definiciones, que supera la autonomía de los organismos locales, no se podría llevar a cabo una serie de actividades, requisito para otras, que no dependan sino de la capacidad ejecutiva local y unas pequeñas dosis de curia y compromiso.

El accidentado proceso de la construcción de los escenarios para los XX Juegos Nacionales es ejemplo claro de lo mencionado arriba. Con la perspectiva de realización en 2015 y tras la definición del Gobierno nacional de asignar la sede al Tolima para la mayoría de las disciplinas deportivas se inició un proceso plagado de indefiniciones, demoras, controvertidas adjudicaciones y un desesperante ritmo que hace parecer raudo a un caracol. Ya todos conocen lo que significó la designación de una ignota empresa ibérica para la realización de los diseños de los escenarios, no solo por la lentitud en el trámite sino porque la mayoría de los ciudadanos se quedó sin saber cuáles eran los antecedentes y ejecutorias de la empresa designada para la costosa labor.

Luego vino la asignación de los aportes del Gobierno nacional y la Gobernación debido a que no había claridad sobre el monto del presupuesto.

Es de suponer que habiéndose definido los diseños y el presupuesto viene otro proceloso trámite en la licitación y adjudicación de los trabajos, para lo que previamente han de presentarse los pre pliegos y, finalmente, los pliegos definitivos, y si todo marcha sobre ruedas, iniciar las obras confiando en que los designados sean los más eficientes, idóneos y rápidos y que no se atraviesen factores climáticos, convulsiones sociales o paros y protestas, a más de que se debe recordar que 2015 es un año electoral en el que rige la ley de garantías.

Entretanto, y mientras se cumplen los plazos y protocolos y los no muy ágiles funcionarios se aprontan para cada una de las tareas, se advierte otra serie de labores indispensables que ya deberían haberse culminado. Por ejemplo: en el Parque Deportivo, lugar donde han de concentrarse las construcciones, deben talarse cerca de mil árboles, tarea que requiere la autorización de Cortolima, que para el efecto se toma su tiempo, a menos que se trate de talar y topar las colinas en proyectos de ciertos urbanizadores, tal trámite si se inició (que se duda) está lejos de haberse culminado.

En medio de la frondosa nómina de la Alcaldía y sus institutos de seguro hay algunos funcionarios duchos en la elaboración de pre pliegos y pliegos y su correspondiente trámite (que no es asunto de física cuántica), de manera que no se pierda tiempo vital y se pueda arrancar, finalmente, con la construcción de los escenarios.

El año se acabó, la carrera contra el tiempo se va perdiendo inexorablemente y otras regiones con escenarios listos están dispuestas a salir al paso.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios