A estudiar la Biblia

Un par de años hace que Ibagué fue designada como sede parcial de los XX Juegos Nacionales. A menos de nueve meses de la fecha fijada para la inauguración todavía se discute sobre la licitación y no se ha echado la primera palada de tierra.

Tal vez haga falta un José, como el de la Biblia, para que explique a los mandatarios ibaguereños las historias de las vacas gordas y las vacas flacas, y de las espigas llenas y las espigas menudas.

Por años el Gobierno nacional ha rogado, suplicado, exigido y regañado a los alcaldes de Ibagué para que encuentren la fórmula para emplear 70 millardos de pesos de aportes del erario nacional para solucionar, de una vez por todas, el problema del suministro de agua potable para la capital del Tolima.

De la misma manera y en lapso similar ha tenido abierta la propuesta de financiar hasta el 70 por ciento del costo de implementar en Ibagué un sistema de transporte masivo mediante el programa de Ciudades Amables. El tiempo ha pasado, otras ciudades ya cuentan con el sistema en funcionamiento y aquí todavía se está apenas en la discusión sobre quiénes han de participar.

Un par de años hace que Ibagué fue designada como sede parcial de los XX Juegos Nacionales. Para el efecto el Gobierno nacional habló de una suma superior a los 200 millardos de pesos para la construcción y adecuación de los escenarios.

A menos de nueve meses de la fecha fijada para la inauguración todavía se discute sobre la licitación y no se ha echado la primera palada de tierra.

Entre tanto, la situación financiera de los países dependientes del petróleo ha cambiado radicalmente y Colombia no es la excepción. Ya el Gobierno ha hablado de un recorte presupuestal de 70 billones de pesos para los próximos cuatro años y ha iniciado con un recorte de seis billones de pesos para el presupuesto y ha aprobado, recorte que debe repartirse entre todos los ministerios.

Es predecible que los ministros en problemas echen mano de lo que les queda más fácil y les ha de producir los menores reclamos: los recursos que no han querido o no han sabido aprovechar las regiones. Bien frustrante para la comunidad (si alguna vez lo concreta) que fuera a utilizar los recursos mencionados y la respuesta fuera: estamos en las vacas flacas y esa partida se recortó.

Más complejo aún, ya que uno de los elementos a utilizar para mantener la dinámica económica y el empleo es la construcción de vivienda, pero esta es inviable de no contarse con el suministro suficiente de agua potable.

¿Tiempo de vacas flacas y espigas menudas?

REDACCIÓN EDITORIAL

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