El último plazo

Habrá que esperar que los diseñadores, que no han tenido tiempo para venir a solucionar las dificultades que han encontrado los contratistas, lo hayan hecho y no se vayan a presentar inconvenientes similares a los ocurridos con el contrato del Acueducto Complementario

El inexorable paso del tiempo va haciendo que los más oscuros presagios se vayan cumpliendo en la saga de los Juegos Nacionales, pues los hechos son tozudos y algunos cronogramas no admiten modificaciones.

Existen parámetros inamovibles como el ciclo olímpico que establece las fechas de los diferentes eventos, lo que hace que la preparación de los deportistas de alta competencia tengan muy precisamente definidos sus programas de preparación.

De otro lado, están los tiempos requeridos para adelantar las obras, que deben incluir contingencias como clima, otorgamiento de licencias y orden público. Sin duda, en este factor pesan enormemente la experiencia, idoneidad y compromiso de quienes han sido favorecidos en las licitaciones que, por supuesto, deben refrendar en la práctica lo que se dijo en los papales, a más de poner a prueba el trabajo de los diseñadores que, también, van a demostrar sus calidades en estrechos lapsos.

El Gobierno nacional y las autoridades deportivas no quieren tomar riesgos y han otorgado un último plazo a Chocó y Tolima para confirmar si pueden estar preparados para atender sus compromisos con los Juegos Nacionales y Paralímpicos.

No se necesita ser un experimentado augur ni practicar disciplinas quirománticas para predecir que el próximo 23 de abril habrá que enfrentar la cruda realidad: la mayoría de las disciplinas deportivas no se podrán realizar en las sedes asignadas por física carencia de tiempo para tener listas las instalaciones y escenarios. De hecho ya se sabe que Cali es la sustituta para la casi totalidad de las que no puedan celebrarse en los sitios originales.

Con plena certeza puede decirse que en Ibagué se tendrán listos los escenarios para los torneos de tejo, tiro con arco y golf (este último en el Club Campestre) y poco más.

De aquí al 23 de abril habrá tiempo para realizar las adjudicaciones y, si acaso, firmar los contratos. Habrá que esperar que los diseñadores, que no han tenido tiempo para venir a solucionar las dificultades que han encontrado los contratistas, lo hayan hecho y no se vayan a presentar inconvenientes similares a los ocurridos con el contrato del Acueducto Complementario, pues el resultado sería similar: obras a medio hacer y demandas de los contratistas por sumas superiores a las del contrato y todos, abogados y contratistas, tan felices.

Produce enorme tristeza hacer el papel de aves agoreras pero la experiencia no permite el optimismo. Ojalá estemos equivocados.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios