Editorial: De cara a las elecciones

Se pasaría cuenta de cobro a las formaciones políticas que han apoyado fracasos monumentales y, por supuesto, a los ciudadanos que, sin empacho alguno, pretenden optar por posiciones para las que ya demostraron su ineptitud; ya que de no hacerlo, las comunidades se someterían por gusto y sin excusa, a la misma operación que, dicen, no se les repite a los canes.

En esta temporada en la que se define la conformación de las listas y los candidatos para las elecciones de octubre es útil, práctico, sano y oportuno que la comunidad tenga elementos claros de evaluación de las propuestas, los antecedentes de los nominados y sus aliados de ahora y de antes y las afiliaciones que han tenido, para así tener claridad sobre la decisión a tomar para que esta se ajuste a las necesidades y prioridades de las regiones y municipios.

No de otra manera se puede progresar en la intención pedagógica que impulsó la elección popular de alcaldes y gobernadores. Por cierto, es altamente beneficioso que al interior de los partidos y las coaliciones afloren los debates alrededor de nombres, gestiones y hojas de vida para que el país deje, algún día, de ser la “tierra del olvido” que canta Carlos Vives.

La esperanza estriba en que tales discusiones se hagan por medio de argumentos e irrebatibles pruebas y experiencias y no caigan en insultos, amenazas y chismes. Pero lo más encomiable sería que tales confrontaciones tuvieran un efecto y permitieran depurar el abanico de las opciones para beneficio de la ciudadanía, las regiones y municipios interesados.

De esta manera se le pasaría cuenta de cobro a las formaciones políticas que han apoyado fracasos monumentales y, por supuesto, a los ciudadanos que, sin empacho alguno, pretenden optar por posiciones para las que ya demostraron su ineptitud; ya que de no hacerlo, las comunidades se someterían por gusto y sin excusa, a la misma operación que, dicen, no se les repite a los canes.

Del mismo modo, cuando la experiencia es buena, los resultados son loables y los candidatos han dado muestra fehaciente de su eficiencia, idoneidad y probidad, pues no puede haber nada más benéfico que dentro de la Constitución y sin alterar el equilibrio de pesos y contrapesos se repita la experiencia en otras posiciones, ya que existen altas probabilidades de que se repita lo que a todos resulta de provecho.

REDACCIÓN EDITORIAL

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