Editorial: Olla podrida

Los millones de amantes del deporte esperan que no vaya a ser reelegido el suizo Joseph Blatter, aunque ya hay algunos que están esgrimiendo el manido escudo de la persecución política que por todo el orbe se utiliza para hacer esguinces a la ley por parte de grupos mafiosos y sus confabulados.

Tal vez no exista en el mundo una persona con cierto grado de información a la que no le parezca que desde la Federación Internacional de Fútbol Asociado FIFA hace muchos años que salen efluvios putrefactos.

Con cotidiana frecuencia se habla de que al interior de la rectora del fútbol se admite que sus directivas y las de las federaciones allí agrupadas se ejecuten lavado de activos, negociaciones fraudulentas de jugadores, sobornos para acceder a las sedes de los diferentes torneos, irregulares negociaciones para obtener el monopolio de los derechos de transmisión de torneos por radio y televisión, así como la dispensa de canonjías para mantenerse en el poder, tanto en la alta burocracia de la FIFA como de las federaciones.

Para no hablar de actividades abiertamente criminales como el comercio de estimulantes y anabolizantes para el dopaje de jugadores o la manipulación de las tenebrosas barras bravas.

Todo esto al lado del deporte más popular que produce el apasionamiento de millones de seres humanos alrededor del mundo.

A las perspicacias y rumores contribuye el hecho de que poco se sabe de la situación financiera del ente y sus federaciones ni del manejo de los multimillonarios negocios que se mueven alrededor de los patrocinios, y las exclusividades por el uso de mercancía alusiva o transmisiones.

Las investigaciones de la Fiscalía estadounidense, a cargo de Loretta Lynch, con el apoyo del FBI han encontrado un tupido entramado de sobornos y coimas montado para la adjudicación de sedes para los torneos y exclusividad de las transmisiones que supera los 110 millones de dólares y que vincula a los presidentes de las federaciones afiliadas a la Concacaf y a la Conmebol (vale decir a todas las federaciones de América) del cual no escapa el Presidente de la colombiana, Luis Bedoya, a quien señalan como receptor de 7.5 millones de dólares. Por cierto, la Fiscalía colombiana ya ha iniciado indagaciones por los asuntos de la federación colombiana.

Por supuesto que de manejarse con transparencia las referidas negociaciones, los dineros sucios encontrados y muchos más que han de haberse manejado a través de los años no habrían estado presentes y los contratos y adjudicaciones habrían sido fuente de mayores recursos para beneficio de las propias federaciones, los deportistas, los clubes y los mismos aficionados, así como para los fiscos de los países y no para engrosar las faltriqueras de una panda de bandidos que se han aprovechado y aprovechan de un deporte que merece mejor suerte y, por supuesto, de unos dirigentes probos.

Para hoy estaba programada la elección de Presidente de la FIFA. Los millones de amantes del deporte esperan que no vaya a ser reelegido el suizo Joseph Blatter, aunque ya hay algunos que están esgrimiendo el manido escudo de la persecución política que por todo el orbe se utiliza para hacer esguinces a la ley por parte de grupos mafiosos y sus confabulados.

REDACCIÓN EDITORIAL

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