Editorial: Fallo trascendental

Sin duda habrá confrontaciones por el trascendental fallo y para el efecto se esgrimirán argumentos religiosos, constitucionales y, por cierto, unos provenientes de erradas concepciones atávicas sobre la condición homosexual y sus orígenes.

El fallo de la Corte Constitucional que permite adoptar niños por parejas del mismo sexo en Colombia, es un paso en el proceso de establecer la igualdad ante la ley para una minoría que ha sido discriminada con base en su inclinación sexual.

A la vez abre la posibilidad para que, muchos niños que esperan ser adoptados y entrar a formar parte de una familia, lo puedan hacer.

El fallo se produjo tras prolongados debates y tras una votación de seis magistrados a favor y dos en contra, y en él se establece la igualdad ante la ley para que las parejas de un mismo sexo puedan adoptar con similares requisitos a las de las parejas heterosexuales y que son supervisados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Icbf.

El fallo también determina que la homosexualidad no resta idoneidad a quien aspira a adoptar ni puede ser argumento para rechazar una solicitud en tal sentido.

La determinación de la Corte no implica que solo las parejas homosexuales puedan adoptar ni que sea obligatorio para estas adoptar, como erróneamente lo arguyen algunos de los opositores, así como tampoco va a destruir a la familia tradicional, lo que hace es ampliar la posibilidad para que los niños encuentren un hogar y hagan parte de una familia, con los mismos requisitos que se les exigen a las parejas heterosexuales. Son más de cuatro mil 800 niños los que esperan en las listas del Icbf la oportunidad de ser adoptados.

Por cierto, con excepción de los huérfanos, gran parte de esos niños vinieron al mundo como fruto de una relación de pareja heterosexual a la que poco importó el destino de sus vástagos o nunca veló por su bienestar.

Sin duda habrá confrontaciones por el trascendental fallo y para el efecto se esgrimirán argumentos religiosos, constitucionales y, por cierto, unos provenientes de erradas concepciones atávicas sobre la condición homosexual y sus orígenes.

Quienes se oponen tienen toda la libertad para discrepar, como ocurre con muchas otras determinaciones de los organismos legislativos, judiciales y ejecutivos.

El paso dado por la Corte Constitucional va en contra de injustas discriminaciones y se convierte en un ampliación de las opciones para que los niños sin hogar encuentren el calor y el amor de una familia.

REDACCIÓN EDITORIAL

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