Los atentados terroristas perpetrados por el Estado Islámico en Beirut, Sinaí y París que han sido rechazados por la humanidad entera han provocado reacciones que indican la exacerbación de la xenofobia y el impulso que los violentos ofrecen en bandeja a la extrema derecha en diferentes países.
A lo anterior se añade el hecho de haber encontrado cerca al cuerpo de uno de los terroristas dados de baja en París, un pasaporte sirio falsificado que se ha convertido en el argumento que le faltaba a los recalcitrantes xenófobos y racistas para propender por un cierre de fronteras y la negativa a recibir los flujos de desplazados provenientes desde Asia y África.
Lo que sucede trae reminiscencias de lo ocurrido en tiempo de la Segunda Guerra Mundial cuando cientos de miles de judíos huían del holocausto nazi y diversos países se negaron a brindarles acogida por lo que la matanza se multiplicó.
Son incontables las historias que dan cuenta del cierre de fronteras y la negativa de los servicios consulares de diversos países a otorgarle visa y a acoger a quienes pretendían huir de la barbarie. En Colombia ocurrieron hechos que todavía nos avergüenzan, como las protagonizadas por Luis López de Mesa, quien, con base en su poder de la época, se dedicó a impedir la llegada de los judíos y sus familias con argumentos decididamente antisemitas.
Un “lagarto” ibaguereño que por equivocación ocupaba un cargo subalterno en un consulado en Europa añadió oprobio a los repudiables hechos y se dedicó a comerciar con las visas y el dolor ajeno hasta obtener una pasajera riqueza.
Los atentados recientes han movido a que la mitad de los gobernadores de los Estados Unidos pretendan impedir la llegada de refugiados sirios a los que el gobierno de Obama ha ofrecido hospitalidad y la Cámara de Representantes votó mayoritariamente una propuesta que cierra el ingreso a los sirios. El presidente Obama ha anunciado que vetará la repudiable propuesta.
De otro lado, ya comienzan a anunciarse más severos escrutinios para con quienes pretendan llegar a la Unión Europea y en varios países de ese continente han sido incendiados los centros de acogida para los refugiados.
Qué pronto olvida la humanidad las vergüenzas de su pasado y se acomoda a lo que pretenden los terroristas y se pliega a las fobias de sus extremistas.
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