Editorial: Los señores del hambre

También hace hervir la sangre ver al propio Presidente de la República sentado en la mesa con gobernadores y clanes que han propiciado el abandono y el saqueo en las regiones más pobres del país sin que se produzca censura alguna o rechazo a tales sujetos.

No para, y no debe parar, el furor nacional que produce el saber la situación en la que se debate una enorme cantidad de niños que, en medio de su pobreza, no tiene acceso a los recursos oficiales que los gobiernos disponen para mitigar sus necesidades.

Es una vergüenza nacional que en menos de 45 días del año se haya producido la muerte de una docena de niños por hambre y que, muchos otros, estén en entidades hospitalarias por cuenta de deficiencias alimentarias.

En La Guajira, en Chocó, en Arauca y en los cinturones de miseria de las ciudades se repite la misma oprobiosa escena de ver llegar a los más vulnerables en un estado que pone en peligro sus vidas y que, sin duda, los limitará el resto de sus existencias.

El panorama descrito, de por sí intolerable, debe enfocar el furor contra quienes, en diversas regiones, se apoderan de los recursos dispuestos por el Estado y así engordar sus podridas faltriqueras y, además, aceitar la máquina de corrupción y latrocinio que los sostiene en el poder y les permite continuar con el saqueo de los recursos que han de emplearse en atender los padecimientos de los más débiles y desafortunados.

Resulta que no es solo el consuetudinario saqueo del Icbf que hace parte del paisaje de ciertas regiones, sino también los recursos que dispone el Gobierno para el complemento alimenticio de ciento de miles de estudiantes que acuden a las instalaciones educativas oficiales, o los que deben emplearse en dispensar una adecuada atención médica o los que se roban de las entidades encargadas de proveer agua potable y servicios de alcantarillado a enormes segmentos de la población que no tienen acceso a tan elementales servicios.

Lo que provoca mayor rechazo es ver a partidos políticos que pretenden llegar al poder o lo han usufructuado por años, patrocinando candidatos y grupos que se surten de las acciones de saqueo de manera que se convierten en verdaderas cleptocracias. También hace hervir la sangre ver al propio Presidente de la República sentado en la mesa con gobernadores y clanes que han propiciado el abandono y el saqueo en las regiones más pobres del país sin que se produzca censura alguna o rechazo a tales sujetos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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