Editorial: ¿Y el Tolima?: Ahí

Si bien la cuota bogotana no mengua, los nuevos ministros originarios de las regiones tienen una mayor visibilidad y ascendencia entre sus comunidades por haber desempeñado cargos de elección popular, al contrario de los que han sido relevados.

La gran expectativa que se registraba en el país con relación al anunciado revolcón que le imprimiría el presidente Juan Manuel Santos a su gabinete ha quedado dilucidada y, por cierto, los tremores se han trasladado a las organizaciones políticas, dentro y fuera de la coalición de gobierno.

Los liberales no han quedado contentos, como se puede deducir de las lánguidas declaraciones de sus voceros.

A los de Cambio Radical les retiraron su mascarón de proa en el Ministerio de Vivienda, pero se lo repusieron con Transporte. La mayor agitación se registra por fuera de la Unidad Nacional: en el Polo hablan de traición y del lanzamiento de una “bomba atómica” por razón del nombramiento de su Presidenta en reemplazo del hablantinoso “Lucho” y los verdes también se vinieron lanza en ristre por el nombramiento del ex gobernador de Boyacá en el Ministerio de Justicia.

Por supuesto que hay otros muy satisfechos: el Clan Char que queda con el estratégico sector de Vivienda y el Chocó al que lo reconocen, en cabeza de un brillante y conocedor ejecutor (a quien , por cierto, los politiqueros y ladrones de su departamento no soportan y permanentemente le ponen zancadillas y trabanquetas).

El país respira más tranquilo tras el relevo de lastres como los que ocupaban las carteras de Minas y Energía, Transporte y Ambiente ( con la ñapa del retiro del Director de la Anla), que habían sobrepasado, hace mucho rato, su nivel de incompetencia.

Si bien la cuota bogotana no mengua, los nuevos ministros originarios de las regiones tienen una mayor visibilidad y ascendencia entre sus comunidades por haber desempeñado cargos de elección popular, al contrario de los que han sido relevados. El tema es clave de cara a los potenciales procesos electorales que vendrán en el caso de que se firme el acuerdo con las Farc (que, por cierto, anuncia buenas noticias a corto plazo).

Como es usual al Tolima no se le ve ni en las curvas, a no ser que, como acontece rutinariamente, nos digan que uno de los nombrados tiene estrechos vínculos con la región (Echeverry, en razón a que sus padres vivieron en Villahermosa; Reyes, porque su padre era tolimense), ahora nos dirán que Londoño es de Puerto Boyacá, que queda cerca, y para los de aquí: nada.

REDACCIÓN EDITORIAL

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