Editorial: De la volatilidad de las predicciones económicas

De nada servía que la situación colombiana pudiera compararse satisfactoriamente con la situación internacional y, más notoriamente, con lo experimentado con algunos vecinos del continente.

Dicen los entendidos que no hay nada más volátil que las predicciones sobre temas económicos. Más, cuando estos son vulnerables a circunstancias psicológicas o a manipulaciones mediáticas.

Basta ver lo ocurrido en Colombia en los últimos meses en el diagnóstico respecto de la percepción del panorama económico afectado, en gran medida, con la promoción y el solaz de sectores de la oposición que han aupado lo que es producto de factores exógenos e incontrolables, sin parar mientes en los dañinos efectos que tal conducta tiene sobre el grueso de la población.

Nadie podrá culpar a funcionario alguno de la severa presencia de ‘El Niño’ y los devastadores efectos del fenómeno no solo en el volumen y la calidad de la producción agropecuaria y la generación de energía eléctrica, sino también en los índices de inflación. Avivar la angustia con catastróficas proyecciones y escenarios de crisis solo contribuye a generar un clima de incertidumbre y presiones sobre los precios de los bienes de la canasta familiar.

Lo mismo ocurre con la súbita e incontrolable caída de los precios internacionales del petróleo (y otros bienes básicos) que tiene efectos inmediatos sobre los recursos del erario, la dinámica económica y las posibilidades de inversión. Esta tormenta perfecta hizo que la inflación se disparara, el crecimiento de la economía y sus proyecciones menguaran y todo junto afectara la situación de empleo estable y predecible.

De nada servía que la situación colombiana pudiera compararse satisfactoriamente con la situación internacional y, más notoriamente, con lo experimentado con algunos vecinos del continente.

Nadie va a ser tan estulto para defender que es mejor crecer al 3 por ciento que al 6 por ciento registrado en años anteriores o que una inflación del 7 por ciento no tiene efectos sobre la población o no preocuparse por una caída de las exportaciones, pero algo va de entender el fenómeno, aportar soluciones y dar un compás de espera a avivar la crisis con análisis segados o malintencionados.

Pero como se decía al principio de esta nota, la volatilidad de las circunstancias puede mutar en cuestión de meses y ya se anuncia el final del fenómeno de ‘El Niño’ y se puede otear una mayor oferta de productos, con sus efectos en los precios para el fin de año. De la misma manera parece conjurada la emergencia eléctrica y, para completar, ha rebotado la cotización del petróleo, que de 28 dólares barril ya sobrepasa los 45 dólares con efecto paralelo en la cotización interna de la divisa y, por ende, en el enorme volumen de productos importados de la canasta familiar.

Ya habrá temas para el solaz de la oposición de superarse las aulagas económicas, pero para entonces harán presencia los enormes recursos necesarios en el país del posacuerdo.

REDACCIÓN EDITORIAL

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