Editorial: Por las libertades y los derechos

Tanto Hernández como De Pablos y Melo estaban en uso de sus derechos y libertades como ciudadanos y periodistas. El país está pendiente de lo que les suceda y de antemano rechaza si su ausencia es producto del secuestro, retención o limitación a su movilización por cualquier grupo armado.

A lo largo del texto de la Constitución se acumulan, artículo tras artículo, la enunciación de los derechos de los ciudadanos a la libertad, al tránsito por el territorio y la libre movilización, a la libertad para expresar y difundir su pensamiento y opiniones; a más de que se establece la protección que debe brindar el Estado para garantizar la libertad de la actividad periodística y la independencia profesional por lo que no puede haber censura de ninguna especie. Los artículos 13, 20, 28, 73 y 74 , entre otros, registran lo que la Carta establece sobre tales libertades y derechos.

El tema adquiere de nuevo actualidad en razón a las negociaciones de paz con el ELN y la reluctancia del grupo guerrillero a renunciar a la oprobiosa práctica del secuestro.

Simultáneamente se presentan unos hechos sobre los que, al momento de escribir estas líneas, aún no se tiene certeza: el primero sobre la desaparición de la periodista colombo- española, Salud Hernández-Mora y el segundo sobre la misma circunstancia que afecta a un equipo periodístico de RCN, ambos en la región del Catatumbo.

Es de todos conocida la precaria condición de orden público de la zona fronteriza en el departamento de Norte de Santander, allí se disputan el control territorial (con tráfico de estupefacientes, contrabando de gasolina, extorsión y secuestro incluidos) el ELN, bandas paramilitares herederas de Megateo, rezagos del EPL y los últimos bastiones de las Farc en la zona. De hecho las fuerzas gubernamentales están lejos de conseguir el control en el disputado territorio.

Allí estuvo la columnista de El Tiempo para presenciar una protesta en contra del secuestro e indagar sobre el terreno por la precaria situación de orden público. Se sabe que había advertido del posible aislamiento al que se sometía voluntariamente, a más de que había solicitado el envío de su pasaporte.

Alguien le había arrebatado equipos y material de trabajo y lo último que se sabe de su paradero es que tomó un vehículo para que la llevara a la zona de El Tarra. El país conoce de sobra el arrojo (unido a obcecación) de la periodista, que se ha internado anteriormente en otras zonas de conflicto.

En cuanto hace al equipo de RCN no se sabe de su paradero desde el pasado domingo cuando también le fue incautado material periodístico por un grupo armado.

Tanto Hernández como De Pablos y Melo estaban en uso de sus derechos y libertades como ciudadanos y periodistas. El país está pendiente de lo que les suceda y de antemano rechaza si su ausencia es producto del secuestro, retención o limitación a su movilización por cualquier grupo armado. A la vez que reitera su frontal rechazo a la abominable práctica del secuestro.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios