Editorial: Un desastre que se expande

Por cierto, resulta oportuno recordar al coro de mimos que practicó un elocuente silencio adobado por generosos aportes del erario a sus faltriqueras por lo que jamás dieron cuenta de tan protuberantes desaguisados.

Los perjuicios para Ibagué y sus habitantes derivados del imperio de la incompetencia, corrupción y desgreño que caracterizó a la anterior administración municipal se hacen más evidentes con el paso de los días y en razón a que salen a la luz la miríada de irregularidades cometidas en los procesos de selección y contratación de una panda de ineptos y saqueadores que tienen sumida a la capital del Tolima en la crisis más profunda de su historia, con sus instalaciones deportivas derruidas y servicios esenciales como el transporte público y el acueducto reiniciando un proceso de reconstrucción y ordenamiento.

Algún sector de la ciudadanía debe considerar que ya está bueno de rumiar las frustraciones acumuladas por tan perversa gestión, pero en este rotativo continuaremos, hasta la náusea, con los señalamientos que fueron nota diaria en nuestras ediciones del perjudicial período.

Al menos hasta cuando los organismos de control despierten de su letargo y establezcan las responsabilidades que les caben a los integrantes de esa pandilla de saqueadores.

Por cierto, resulta oportuno recordar al coro de mimos que practicó un elocuente silencio adobado por generosos aportes del erario a sus faltriqueras por lo que jamás dieron cuenta de tan protuberantes desaguisados.

Se dijo al principio de la nota que cada día surgía un nuevo predicamento y otra irregularidad, en efecto, en la edición del pasado miércoles de este rotativo, se publicó una fotografía de un sector del desastre en que quedó convertido el complejo acuático Hernando Arbeláez Jiménez, que da cuenta de la peligrosa impericia del contratista en el manejo de taludes, de manera que está poniendo en peligro la banca de la carrera Quinta, la vía más importante de Ibagué y parte insustituible en el eje vial de la capital del Tolima.

Al parecer no les ha bastado con reducir a escombros la infraestructura deportiva de Ibagué y quieren dejar otro imperecedero recuerdo con la destrucción de la vía.

¿No habrá autoridad que impida la continuación de tan grotesco y dañino despropósito?

REDACCIÓN EDITORIAL

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