Editorial: ¿Podrá el nuevo Fiscal con el 99%?

Los grandes casos de desfalcos, irregularidades, licitaciones amañadas, contratos inflados, partidas presupuestales que se esfuman como por arte de magia hacia los bolsillos de una clase política contaminada hasta en su ADN, se multiplican por toda la nación.

Vamos a quebrarle el espinazo a la impunidad”. Con estas palabras en su discurso de posesión el pasado 1 de agosto, el nuevo fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, prometió a los colombianos luchar contra el que es sin lugar a dudas el más grande flagelo que golpea al país a diario. La falta casi absoluta de castigos contra quienes delinquen.

De hecho, para sustentar su anuncio fue el mismo Fiscal General quien reveló las cifras más recientes sobre el tema, que apuntan a que de 3.5 millones de delitos que fueron cometidos el año pasado, tan solo se lograron 51 mil sentencias condenatorias, un resultado muy pobre que realmente llama a escándalo.Sin embargo, es al momento de la repartición de responsabilidades en el que el alto funcionario puede no estar del todo correcto. Y es que según el doctor Martínez, una de las principales razones de la escasez de condenas es la falta de denuncias oficiales hechas por la ciudadanía cuando es víctima o conocedora de delitos, lo cual es cierto, pero solo parcialmente.

Y es cierto, pero solo parcialmente, porque en lo que respecta a la impunidad que cobija a quienes cometen crímenes en contra de los presupuestos del Estado, es decir servidores públicos de todo nivel en complicidad con contratistas también corruptos, a pesar de que las denuncias son interpuestas y publicadas en los medios con pleno sustento a lo largo y ancho del país, y no obstante la ciudadanía conoce también sobre los casos ampliamente, la falta de gestión de la Fiscalía recién entregada a su cargo bordea el 99.9%.

Sí, es la corrupción, padecimiento incluso peor que la guerrilla, la que bate todos los récords. Sobre todo en materia de la impunidad que la acompaña y que el nuevo Fiscal ha prometido meter en cintura.Los grandes casos de desfalcos, irregularidades, licitaciones amañadas, contratos inflados, partidas presupuestales que se esfuman como por arte de magia hacia los bolsillos de una clase política contaminada hasta en su ADN, se multiplican por toda la nación con el pasar de los días ante los ojos impasibles del principal organismo investigador de la rama judicial.Y es contra esa avalancha de inmoralidad e indecencia que ojalá el nuevo Fiscal, a diferencia de sus predecesores, tenga algún éxito en su gestión.

EL NUEVO DÍA IBAGUÉ

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