Editorial: El mundo de testigo

Por ahora el país (una buena parte de él) celebrará hoy la firma de la paz, para que quede en el olvido la nefasta época que se pretende cerrar con el simbólico y esperanzador acto que se llevará a cabo en Cartagena con el mundo de testigo.

La marcha inexorable continúa, la anunciada X Conferencia de las Farc concluyó con el apoyo, casi total, de los contingentes guerrilleros al Pacto de La Habana y ya los jefes del grupo armado se han movilizado a Cartagena, en medio del mayor hermetismo, para asistir al acto solemne de la firma de la paz entre el Gobierno y la guerrilla más antigua de América.

A la ceremonia acudirán 15 presidentes o jefes de gobierno, un rey y 27 cancilleres de países amigos, a los que se han de unir representantes de una miríada de organismos internacionales y entidades multilaterales de crédito que quieren, con su presencia, demostrar su apoyo y compromiso con un hecho insólito en medio de un convulsionado planeta: una exitosa iniciativa de paz, que, por lo pronto, ha reducido de manera ostensible e incontrovertible los hechos violentos y el derramamiento de sangre en el país.

De hecho y por más que se realizaron múltiples esfuerzos con la colaboración de países vecinos, no fue posible vincular al ELN a tan significativo momento, por lo que el panorama, por ese flanco, continuará incierto. Por supuesto que lo que queda por transitar es largo por cuenta de la existencia de reductos paramilitares, las llamadas bacrim, el Clan U y las bandas de narcotraficantes que no solo pretenderán mantener su ilícito negocio y los territorios donde ejercen su acción, sino intentarán ampliar su radio de acción en las zonas que gradualmente vayan a abandonar las Farc.

Por cierto, los compromisos contemplados en el extenso acuerdo tomarán tiempo y recursos para su concreción y para conseguirlo han de contar con el apoyo y el compromiso de todos los colombianos a lo largo de varios gobiernos.

Por ahora el país (una buena parte de él) celebrará hoy la firma de la paz, para que quede en el olvido la nefasta época que se pretende cerrar con el simbólico y esperanzador acto que se llevará a cabo en Cartagena con el mundo de testigo.

REDACCIÓN EDITORIAL

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