La amargura de don Gabriel

El problema es que a muchos se les olvida que la buena labor periodística consiste en eso, en criticar con argumentos cuando es necesario hacerlo. Todo lo demás son relaciones públicas, bien dijo George Orwell.

Hay una cosa clara en Ibagué y en Colombia, y es que gracias al exsenador Gabriel Camargo Salamanca el Deportes Tolima es el equipo destacado y reconocido que es hoy. La inversión, el empeño y los años de trabajo que ha puesto el boyacense en el vinotinto y oro jamás estarán en discusión o en tela de juicio, muy a pesar del malgenio que lo caracteriza, y su forma poco amable de tratar a los demás.

Precisamente su carácter, pero también la mala leche de algunos malos consejeros, le jugó una mala pasada recientemente, cuando la presentación oficial del nuevo cuerpo técnico del equipo se vio empañada por un acto de censura con un periodista de la ciudad. La razón, además de que, para Camargo, un portal web no tiene el mismo valor que otros medios de comunicación, es que el joven director de la página Rincón del Vinotinto ha sido crítico con algunos temas del Deportes Tolima, como la exención de impuestos por el exalcalde Luis H., por el uso del estadio Manuel Murillo Toro. Para Camargo, fue fácil pedir a uno de los policías que hacen parte de su esquema de seguridad que hicieran retirar del lugar al periodista Mario Alejandro Rodríguez, simplemente porque él no lo quería ver ahí. De inmediato, los demás comunicadores que aguardaban el inicio de la rueda de prensa, casi por unanimidad, en un acto de solidaridad con su colega, decidieron no participar del evento.

De lo ocurrido hay que acotar varias cosas. La primera es que desde todo punto de vista, lo hecho por Camargo es un comportamiento reprochable. No es la primera vez que el joven censurado es maltratado por el club, incluso en una de ellas, supuestamente, fue agredido físicamente por alguien de seguridad del Tolima. Lo segundo es que al parecer, don Gabriel se acostumbró a la venia y los aplausos de la mayoría de periodistas de la ciudad, quienes por conveniencia económica o simple amistad decidieron hacer un pacto de silencio y no criticar a Camargo y a lo que pasa alrededor del equipo. Lo tercero es que, en efecto, hubo un mal manejo de la situación, al citar una rueda de prensa abierta a todos los medios, pues si lo que quería Camargo y su jefe de prensa era un acto cerrado y privado, debió enviar tarjeta de invitación a los periodistas y medios con que quería contar.

Finalmente, los periodistas y medios de comunicación no están para ser comité de aplausos ni de Camargo, ni de nadie: para eso están las oficinas de prensa y los comunicadores institucionales. El problema es que a muchos se les olvida que la buena labor periodística consiste en eso, en criticar con argumentos cuando es necesario hacerlo. Todo lo demás son relaciones públicas, bien dijo George Orwell.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios