La crisis del deporte en nuestra región

Pareciera que la lógica de algunos dirigentes es que cada deportista se rebusque, mientras que logra una medalla en algún torneo de relevancia. Luego, vienen créditos por apoyos minúsculos o inexistentes y los pomposos recibimientos.

Desde tiempos inmemorables, los deportistas colombianos han tenido que luchar contra viento y marea a fin de perseguir sus sueños. Grandes futbolistas, boxeadores, entre otros atletlas nacionales, se han forjado en medio de potreros, sin zapatos y en condiciones de vida sumamente complejas, lo cual, desde luego, ha hecho mucho más grande sus méritos. Conseguir un espacio adecuado para entrenar, contar con los implementos necesarios y obtener apoyos económicos para participar de torneos, generalmente se convierten en el más duro competidor. No obstante y a pesar de lo díficil que pueda llegar a ser, el espíritu y el alma de luchador de todo deportista terminan por sobreponerse a ello.

Ibagué y el Tolima no han sido la excepción en términos de condiciones difíciles para quien se dedica a practicar algún deporte. Si se revisara la historia reciente de quienes nos han gobernado, no ha habido uno solo que le haya apostado verdaderamente a apoyar e incentivar el deporte como método de transformación social. Lo ocurrido con el desfalco de los XX Juegos Nacionales y que dejó a la ciudad sin escenarios deportivos fue la cereza del pastel de las ya difíciles condiciones a las que se enfrenta un deportista en nuestra región. Bodegas, garajes y lotes llenos de barro, hoy en día son el espacio diario de algunos muchachos quienes aún con esperanza y optimismo ven, en algún deporte, su proyecto de vida.

Lo grave de lo ocurrido con los escenarios en Ibagué es que, además de que no construyeron lo planificado, destruyeron lo poquito que había, y hoy no son más que pequeñas piscinas de tierra, suciedad y olvido. Lo peor de todo es que el tema de la terminación de los escenarios sigue estancado, mientras las ratas hacen de las suyas en medio de la maleza.

Sumado a ello, la falta de apoyo ha hecho que deportistas destacados de nuestra región como la billarista Andrea Cardona y la bolichera Maria José Rodriguez hayan decidido emigrar a otras ciudades en búsqueda de mejores oportunidades. Pareciera que la lógica de algunos dirigentes es que cada deportista se rebusque como pueda, mientras que logra una medalla importante en algún torneo de relevancia. Luego de eso, vienen los créditos por apoyos minúsculos o inexistentes y los pomposos recibimientos.

Sea esta la oportunidad de saludar y felicitar a las niñas del equipo Tolibasquet, quienes dignamente llegaron hasta los cuartos de final del torneo de Ponybaloncesto, llevado a cabo en Medellín; a la par del famoso Ponyfútbol, en el que las chicas de Cañaveral y los muchachos de Hacienda Piedrapintada compitieron con decoro hasta la segunda ronda.

Ninguno de ellos contó con apoyo de recursos por entidades gubernamentales. Tristemente, las niñas de Tolibasquet se desplazan con grandes esfuerzos desde diferentes municipios del Tolima como San Antonio, Chaparral y Venadillo, únicamente con la ayuda de padres de familia y amigos. Si no se apoya a los deportistas, ¿cómo queremos conservarlos alejados de la delincuencia y las drogas?

REDACCIÓN EDITORIAL

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