En el año 2010, el documentalista Hollman Morris retrató en su película Impunity, los crímenes más atroces perpetrados por los paramilitares en cabeza de los hermanos Castaño. Hasta ese momento, el país poco conocía de la historia y el accionar de aquel grupo armado que nació avalado por terratenientes y políticos de ultra derecha, con el fin de salvaguardarse de la guerrilla y la delincuencia.
Crudos, pero reales, fueron los testimonios publicados en aquel trabajo periodístico, como aquel de que en las AUC se descuartizaban campesinos a punta de motosierras y se jugaba fútbol con las cabezas de los mismos. Hasta ese momento nadie imaginaba que tal acto de sevicia y deshumanización pudiera haber sido posible.
El material recogido por Morris en las intervenciones de los exjefes paramilitares en los tribunales de las Salas de Justicia y Paz, describió la expansión de los grupos armados al mando de los Castaño a diferentes departamentos del país, entre ellos el nuestro, en donde se conformó el llamado Bloque Tolima, bajo las órdenes de alias ‘Víctor’ en principio, alias ‘Elías’ después y por último alias ‘Daniel’, a quienes la guerra por el poder terminó por enfrentarlos.
Según lo revelado por una reciente sentencia del magistrado Eduardo Castellanos, la historia de los grupos de autodefensa en el Tolima se remonta mucho más atrás en el tiempo, cuando en los años 50, familias y organizaciones campesinas tomaron las armas para proteger su patrimonio de los nacientes grupos de beligerancia. Luego de ello y reglamentados por el gobierno Gaviria a través de las famosas cooperativas de vigilancia Convivir, aquellos campesinos se convirtieron en ejércitos privados, y más adelante bajo la influencia de los Castaño, terminarían sumándose a ese gran batallón del mal, responsables de miles de muertes en Colombia a finales de la década de los 90.
En el Tolima, los paramilitares tuvieron presencia en Planadas, Rioblanco, Ataco, Chaparral, y por supuesto en Ibagué, aunque de aquello poco se haya hablado. La historia de la violencia en el Tolima, se ha quedado corta para contarnos que los paramilitares también fueron responsables de aquella violencia abominable que se vivió aquí, como cuando en el río Saldaña, se botaban los cadáveres descuartizados de todo aquel que estuviera en la lista negra de los paras.
De agache han pasado muchos empresarios, ganaderos y políticos que financiaron e hicieron negocios con el macabro bloque y con personajes como Eduardo Restrepo Victoria, alias ‘El Socio’, quien hoy goza de plena libertad, y quien curiosamente según la sentencia a la cual hacemos referencia, también tuvo relaciones y vínculos directos con el mismo Carlos Castaño, quien ordenó su secuestro en una ocasión a fin de cobrar una deuda.
¿Cuántas cosas más no habrán ocurrido aquí sin que lo sepamos?
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