S.O.S. por nuestros niños

¿Seremos incapaces como sociedad de proteger a los hombres y mujeres del mañana? La historia sin duda deberá decir que no.

De nuevo un caso que involucra la muerte de un menor de edad sacudió el Tolima la semana anterior. La víctima esta vez fue el pequeño Cristian Manrique Luna, quien con solo 22 meses murió por un severo golpe en la cabeza. Aunque las circunstancias que rodearon su muerte aún son materia de investigación, el hecho no deja de ser lamentable y más cuando la versión de su joven madre no convenció a las autoridades, lo que dejaría entrever que aparentemente estamos ante un nuevo caso de maltrato o descuido, pues resulta inexplicable que un bebé de tan corta edad no haya sido vigilado y protegido como es debido.

Según cifras reveladas recientemente por el Instituto Nacional de Salud, nuestro departamento sigue teniendo alto índice de violencia infantil, entre ellas maltrato físico y abuso. Más de 600 casos se han presentado en los últimos años, y en lo corrido de 2017, unas 60 capturas por violencia sexual se han hecho en el Tolima, según informó el coronel Esguerra, comandante de la Policía. Veredas y corregimientos de zonas rurales y de municipios como Planadas, Melgar, Lérida, Ambalema hacen parte de la lista negra en donde más se evidencian casos de maltrato en menores.

No hace mucho desde este mismo espacio repudiábamos un informe de una ONG internacional, que evidenciaba que en Colombia a diario son asesinados dos niños. El caso de la pequeña Sarita, también recientemente en el Tolima, así como el de Yuliana Samboní, en diciembre en Bogotá, tan solo han sido campanazos de alerta y noticias que con el tiempo van quedando en el olvido, pues las campañas, las estrategias y la mano dura contra los abusadores de niños son ausentes e inexistentes.

Hoy la triste sensación que tenemos y que se puede sustentar con cifras, pero también con el grado de sevicia utilizado en los infanticidios que hemos registrado, es aquella que dicta que en Colombia quienes pagan los platos rotos de una sociedad cada vez más deshumanizada y carente de valores son los niños, los seres más indefensos del mundo.

Lo otro es que ante la notable problemática, el Icbf ha pasado de agache, no solo en el ámbito regional, pues esta es la hora que no escuchamos la voz al director seccional Tolima, sino del nacional, en donde la labor de la directora, Cristina Plazas Michelsen, ha sido más mediática y farandulera que efectiva. ¿Vamos a dejar que los pedófilos, maltratadores y abusadores nos ganen la batalla? ¿Seremos incapaces como sociedad de proteger a los hombres y mujeres del mañana? La historia sin duda deberá decir que no.

REDACCIÓN EDITORIAL

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