Quieren callar como sea a Jorge Robledo

Muy mal ejemplo termina dando una persona que ostenta uno de los cargos más importantes del país, al usar su poder político y los amiguismos al interior de la Corte Suprema, para acallar las críticas de Robledo y que generalmente en la mayoría de casos terminan por destapar las ollas podridas en Colombia.

Si hay algo que ha caracterizado al senador Jorge Robledo a lo largo de su vida pública, son sus posiciones críticas frente a los temas del país. Aquello le ha costado que muchos digan que nada le gusta, que todo le parece malo y que nunca está conforme con nada. Aun así ha sido firme en sus posturas ideológicas y fue el único que apoyando el proceso de paz con las Farc, no invitó a votar por Santos en la segunda vuelta del 2014 para atajar las aspiraciones presidenciales de Zuluaga. Para Robledo ambos representaban lo mismo y las circunstancias le han dado la razón, al menos en lo que tiene que ver con la entrada de dineros de Odebrecht a sus campañas.

Según la Fiscalía ambos candidatos recibieron de manos de la multinacional brasilera millonarios recursos de financiación, probablemente con el fin de comprometer licitaciones y contratos en obras públicas. Frente a ello Robledo ha sido implacable y ha enfilado baterías especialmente contra el fiscal General, Néstor Humberto Martínez, de quien ha dicho debió declararse impedido en la investigación del caso, teniendo en cuenta su cercanía con ambos partidos políticos y principalmente su otrora vínculo laboral con Navelena, empresa socia de Odebrecht y en donde recibió más de 100 millones de pesos como pago.

Curiosamente el jefe del ente acusador, luego de hacerle el quite al debate con una excusa médica, interpuso una demanda en contra de Robledo por injuria y calumnia, supuestamente porque el Senador ha faltado a la verdad. Aunque lo dicho por Robledo ha sido debidamente sustentado y conocido por la opinión pública, la demanda del Fiscal General además de ser uno de sus mecanismos de defensa, termina por quebrantar el derecho al control político que tiene cualquier congresista y desvía la atención y las miradas recientemente puestas en la Fiscalía a razón del reciente escándalo en donde el delegado anticorrupción, escogido y auspiciado por Martínez Neira, resultó siendo un corrupto de proporciones mayores.

Muy mal ejemplo termina dando una persona que ostenta uno de los cargos más importantes del país, al usar su poder político y los amiguismos al interior de la Corte Suprema de Justicia, para acallar las críticas de Robledo y que generalmente en la mayoría de casos terminan por destapar las ollas podridas en Colombia. De igual forma muy suspicaz que la misma entidad se pronuncie sobre la contundencia de las pruebas contra Santos y Zuluaga en el caso Odebrecht, a escasos cinco días de que caduque el tiempo para que el Consejo Nacional Electoral pueda hacer algo. ¿Coincidencia o planeada la demora?

REDACCIÓN EDITORIAL

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