La calumnia del expresidente Uribe

No es gratuito que muchos de quienes en ocasiones anteriores lo han defendido a capa y espada desde columnas y micrófonos, hoy se adhieran a quienes pensamos que se le fue la mano. Ojalá que con esto quede un precedente.

¿Ha perdido la altura el debate político en Colombia? –Sin ninguna duda. En nuestro país han hecho carrera la intolerancia, los descalificativos y la calumnia, esta última tan peligrosa y corrosiva como cualquier veneno.

El todo vale en las discusiones políticas se volvió normal, tanto que quienes utilizan la mentira y el engaño ya aceptan libremente que lo hacen con tal de acaparar adeptos y votos. Si no que lo diga Juan Carlos Vélez, director de la campaña del No en el plebiscito por la paz.

El pasado fin de semana, los ánimos y la tensión en redes sociales nuevamente fueron exacerbados a raíz de un lamentable e injurioso trino del expresidente Álvaro Uribe, en donde tildó al periodista y columnista de la Revista Semana, Daniel Samper Ospina de “violador de niños”.

En cuestión de minutos, la indignación de miles de usuarios de Twitter, en especial del gremio periodístico, incluidos Claudia Gurisatti, Hassan Nassar y Gustavo Gómez, quienes a lo largo del tiempo han demostrado afinidad y cercanía al uribismo, alzaron su voz de protesta al considerar un exabrupto lo dicho por Uribe.

Mensajes de solidaridad de diferentes personalidades del país como Juan Lozano, Humberto de la Calle, Gustavo Petro, entre otros, y una carta firmada por los principales líderes de opinión y directores de medios de comunicación, hicieron parte de una protesta pacífica que terminó por propiciar el debate, inexistente hasta el momento, pero necesario en Colombia.

Sin el ánimo de justificar de ninguna manera lo dicho por Uribe, lo cual rechazamos al considerarlo una calumnia injustificada, es necesario pedir respeto desde todo punto de vista, y eso incluye a Samper Ospina, quien, amparado en la libertad de expresión y el periodismo de opinión, ha caído en comentarios ligeros y grotescos que terminan por alimentar el odio y la polarización en Colombia y propiciar el matoneo, pues no hay quien se salve de sus comentarios salidos de tono. Por supuesto, que de ninguna manera se puede equiparar la acusación hecha por Uribe con el trabajo del columnista, pero tampoco se puede tirar la piedra y esconder la mano cuando nos la agarran.

Si bien es cierto que Colombia necesita muchos más periodistas que pongan el dedo en la llaga, investiguen y no traguen entero como bien lo hace Samper, también necesitamos bajar los ánimos, argumentar en lugar de ridiculizar, controvertir sin insultar, pero, ante todo, se necesita que los políticos como Álvaro Uribe, líder de la oposición, no acudan a la calumnia, ni se llame a engaños con apelativos tan graves como el usado.

No es gratuito que muchos de quienes en ocasiones anteriores lo han defendido a capa y espada desde columnas y micrófonos, hoy se adhieran a quienes pensamos que se le fue la mano. Ojalá que con esto quede un precedente.

REDACCIÓN EDITORIAL

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