Lamentable para el Tolima

Lo ocurrido con Bocanegra debe servir de ejemplo a alcaldes, gobernadores, y al mismo presidente, para que no prioricen lo político frente a lo técnico, ni las palancas sobre las capacidades.

El poder para qué. Aquel es un postulado recogido por estudiosos y analistas de la política cuando ven que alguien que llega a ocupar algún cargo de importancia en el país no responde según lo esperado. Cuando se trata de gerenciar, dirigir, y presidir, el grupo de subalternos siempre espera un líder que, además de saber cumplir a la cabalidad las tareas para las que ha sido nombrado, logre sacar lo mejor de cada uno de ellos, pues a pesar de estar debajo en el organigrama, no son esclavos sino compañeros de trabajo.

Lo ocurrido esta semana con el tolimense Alfredo Bocanegra y quien renunció como director de la Aeronáutica Civil, al parecer por petición del presidente Santos, es una muestra clara de que cuando el poder político se antepone a lo demás, las cosas difícilmente podrán salir bien. La entrevista concedida a la W Radio por el general Juan Carlos Ramírez, despedido por Bocanegra por causa de no aceptar como jefe de seguridad operacional, que el avión que traía al Papa Francisco llevara hombres armados, solo fue el detonante de una situación que según ello se estaba volviendo insostenible.

Ramírez, con vasta experiencia en el campo de la aviación, con tono sensato y ecuánime contó algunos detalles de lo que fueron los 15 meses del político conservador al mando de la Aerocivil. El General narró que Bocanegra estaba politizando la entidad y, lo que es peor, puso en aprietos la aviación colombiana al dedicarse a pagar favores contratando como asesores a políticos, entre ellos al investigado Camilo Tarquino, e incluso queriendo imponerles tareas meramente técnicas de aviación y navegabilidad sin tener el conocimiento ni la experiencia para ello.

Esto, además de ser lamentable para el Tolima, que pierde a uno de sus hijos en un importante cargo nacional, debe servir como reflexión frente a cómo los políticos ocupan altos cargos en entidades sin esmerarse por adquirir las competencias y condiciones específicas. Lo ocurrido con Bocanegra debe servir de ejemplo a alcaldes, gobernadores, y al mismo Presidente, para que no prioricen lo político frente a lo técnico, ni las palancas sobre las capacidades.

Lo otro es que para mandar o liderar un grupo de trabajo, cualquiera que sea, no se necesita gritar, maltratar o humillar a nadie, como denunció Ramírez sobre el trato del tolimense, pues el respeto se gana y no se impone. Ojala la inaguración del nuevo Perales y el moderno TLS que prometió Bocanegra, no se nos embolate, ya que lo necesitamos en Ibagué con suprema urgencia.

REDACCIÓN EDITORIAL

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