Los programas de alimentación escolar están en el ojo del huracán a razón de serias irregularidades encontradas por la Contraloría General en diferentes ciudades, entre ellas Cartagena, en donde el destituido alcalde Manolo Duque salió también salpicado en un aparente caso de desidia administrativa y corrupción por dicho tema.
Las revelaciones hechas por el contralor Edgardo Maya dan cuenta de sobrecostos indignantes y absurdos en los gastos del PAE en esa ciudad, como por ejemplo las compras de pechugas de pollo por valor de 40 mil pesos cada una, cuando normalmente en el mercado se consiguen por 10 mil, y la inexplicable y costosa compra de 2.800 kilos de canela por valor de 39 millones de pesos.
De la misma forma, el Contralor señaló que en Amazonas compraron huevos a 900 pesos la unidad, cuando generalmente y al mayor saldrían por 200 pesos o menos. Como si fuera poco la Contraloría General en su rendición de cuentas, también dio a conocer que ha encontrado hallazgos en 18 departamentos del país, pues más de 32 millones de raciones se dejaron de entregar a los niños colombianos.
En el Tolima, aunque no es fácil recordar hallazgos tan escandalosos o similares, el problema radica en la falta de recursos provenientes del Gobierno nacional, y que de acuerdo con la Administración departamental estarían muy por debajo de lo necesario para financiar. Según lo dicho por el gobernador Óscar Barreto, solamente le fueron certificados 11 mil millones de los 116 mil que se necesitan.
El tema de la alimentación escolar en el Tolima, atendido en parte por el Gobierno seccional, se suma a los problemas de transporte escolar, que han venido padeciendo los pequeños del Departamento, pues en la mayoría de casos, los recursos destinados por el Sistema General de Regalías no pueden ser utilizados por cuenta del no cumplimiento de los requisitos exigidos por el Ministerio de Educación, por parte de las empresas operadoras.
Para ambos asuntos, y que tienen que ver con dos temas fundamentales para los niños tolimenses, pero principalmente el del PAE, resulta necesario un trabajo articulado entre los alcaldes y la administración seccional, con el fin de generar acciones que les permitan financiar lo máximo posible el abastecimiento con alimentos de buena calidad y a menor costo, a los miles de niños del departamento, pero también y no menos importante, exigir en bloque al Gobierno nacional, un aumento considerable de los recursos, teniendo en cuenta el pasado violento de la mayoría de municipios, aquello en el marco del posconflicto; aunque siendo negativos, con lo acontecido en Cartagena y en otras ciudades en donde se roban la plata sagrada de la comida de los niños, aquello no sería más que un saludo a la bandera.
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