El escándalo en el Igac

Hoy, no se sabe a ciencia cierta qué va a pasar con los recibos del predial, si se tienen que pagar o no, es probable que sea necesario un nuevo estudio catastral.

La semana anterior quedó demostrado que el tema del ‘No al predialazo’ no es un capricho de dos o tres personas con el fin de hacerle daño a la Administración municipal. Por el contrario, un importante número de ibaguereños salieron masivamente a protestar, entre ellos, integrantes de gremios económicos e incluso personas que anteriormente han demostrado su apoyo al alcalde Jaramillo, pues la causa del ‘cacerolazo’ era evidenciar el inconformismo con el abrupto incremento en el predial, y las irregularidades denunciadas por algunos contratistas y excontratistas del Igac, en la actualización catastral, la cual aparentemente muestra que no se hizo con transparencia.

A diferencia de lo que algunos corearon en el “cacerolazo”, exagerado sería decir que Guillermo Alfonso Jaramillo ha sido el peor alcalde que ha tenido la ciudad de Ibagué, pues le han antecedido una seguidilla de mandatarios con tentáculos oscuros, y tan solo hace tres años, el nefasto Luis H. Rodríguez, hoy preso por el desfalco de los Juegos Nacionales, según se ha demostrado, feriaba nuestros recursos con los españoles de Typsa y muchos otros.

No obstante, aquella no puede ser la excusa para quien quiera defender lo indefendible, y en este caso, lo ocurrido con el predial y la generalizada improvisación del Gobierno municipal frente a los proyectos presentados en el Concejo y que han tenido que ser retirados, confirman las equivocaciones y falta de profesionalismo en temas importantes, que dejan mal parado a Jaramillo, tal y como ha ocurrido con lo del alumbrado navideño de 2016, el escándalo de los sobrecostos de los pesebres que siguen pasando de agache, entre otros desaciertos que han tenido que ver también con la parte humana, y que han ido llenando la copa de insatisfacción, incluyendo a muchos de sus electores que así lo han hecho saber. Varios cuestionamientos hay aún por resolver, pero finalmente eso se ha vuelto una constante y casi normal en las administraciones, lo que lleva a pensar que no es solo eso lo que ha llevado al arrinconamiento al mandatario Jaramillo, sino la soberbia con la que vive, uno de los siete pecados capitales.

Hoy, no se sabe a ciencia cierta qué va a pasar con los recibos del predial, si se tienen que pagar o no, es probable que sea necesario un nuevo estudio catastral, mientras se sigue investigando a los responsables, teniendo en cuenta la sarta de denuncias hechas por la veeduría interna del Igac, y en donde quedaron expuestos varios personajes y cuotas políticas principalmente del representante a la Cámara y candidato a repetir, Ángel María Gaitán, incluido su hijo, sobrinos, familiares y varios amigos, así como también personas allegadas al concejal Camilo Delgado, Flavio Lugo, presidente de Fedelonjas, y del mismo director del Agustín Codazzi, Mauricio Mora.

Dentro de la lista y que deberá servir de prueba para las acciones judiciales a que haya lugar, se encuentran las maniobras de Javier Santos, funcionario del Igac, mano derecha del director, y quien aprovechando ser el que aprobaba las hojas de vida de quienes allí laboraban, tuvo la conchudez de tener a la esposa y a la exesposa trabajando en el mismo contrato.

Será coincidencia o divina providencia que los políticos mencionados sean del partido Liberal, de donde es o era jefe y líder natural (dependiendo la conveniencia) el abogado escombrero y político Mauricio Jaramillo, y quien coincidencialmente se benefició en el avalúo de sus predios de El Vergel, tal y como ocurrió con “El Encanto” que le vendió a Gabriel Camargo en una millonaria suma, luego de ser nivelado con los escombros de los escenarios deportivos demolidos que debieron ir a la escombrera municipal, y que aún falta que la justicia aclare en el robo de los Juegos Nacionales. Definitivamente ese apellido sigue siendo muy afortunado aquí en el Tolima. ¡Tan rico!

REDACCIÓN EDITORIAL

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