U.S armed

Es claro que el tema de las armas hace parte de la cultura estadounidense, y ese es otro asunto. Pensar que, en Colombia, en donde nos cuesta superar los odios, Christian Garcés, candidato uribista a la Cámara por el Valle, anda proponiendo armar a los “ciudadanos de bien”. ¡Qué disparate!

Que ocurran tragedias en Estados Unidos por cuenta de ciudadanos armados pareciera ser una constante y algo a lo que los americanos se acostumbraron. Hoy luego de 17 episodios fatídicos en lo corrido de 2018 y más de 90 ataques masivos en los últimos 50 años, pareciera que nada va a cambiar, aun tratándose de una superpotencia como la norteamericana.

Niños, jóvenes, adultos e incluso ancianos, han sido autores de tiroteos a razón de diferentes motivos, entre ellos los desórdenes mentales, los cuales suelen ser detonantes para que alguien sin tener razón alguna, decida ingresar a cualquier lugar y disparar a diestra y siniestra. No obstante, aquello resulta ser solamente un factor más, pues como se ha dicho hasta el cansancio, el fácil acceso a armas y municiones en ese país, resulta ser la causa número uno, y algo que demócratas y republicanos no han podido o no han querido frenar.

El pasado 14 de febrero, y mientras los estadounidenses celebraban su popular Día de San Valentín, un adolescente de 19 años, ingresó a su antigua escuela en Florida, de donde había sido expulsado por mala conducta, y abrió fuego en contra de muchos estudiantes que allí se encontraban. En total fueron 17 personas las víctimas mortales, en su mayoría jóvenes, y entre las que se encontraban el entrenador de fútbol y el profesor de geografía del colegio, quienes, según testimonios, murieron como héroes intentando proteger a sus estudiantes.

Lo ocurrido además de engrosar la lista de sucesos trágicos en Estados Unidos, ha sido ampliamente criticado, incluso por los jóvenes sobrevivientes de la matanza, quienes le echaron en cara a Trump, un trino en el que politizando la tragedia, culpó al FBI por una “distracción” haciendo alusión a la investigación por la posible intervención de Rusia en su campaña. De igual forma, una de las jóvenes que logró escapar de los disparos, increpó al presidente a través de un conmovedor discurso, sobre los recursos que este habría recibido por parte de la Asociación Nacional del Rifle.

En ambos pareciera haber algo de razón. Por un lado, el FBI, organismo que tiene a su alcance todo tipo de herramientas con el fin de detectar cualquier amenaza, no fue capaz de detener al muchacho, aun teniendo en cuenta denuncias anteriores e indicios en redes sociales de su gusto por los disparos, y por el otro, los dineros que pueden ingresar a las arcas de los políticos e incluso del Estado por cuenta de la industria armamentista, quizás no permiten mayor control, lo cual resulta aún mucho más lamentable.

Es claro que el tema de las armas hace parte de la cultura estadounidense, y ese es otro asunto. Pensar que, en Colombia, en donde nos cuesta superar los odios, Christian Garcés, candidato uribista a la Cámara por el Valle, anda proponiendo armar a los “ciudadanos de bien”. ¡Qué disparate!

REDACCIÓN EDITORIAL

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