Siria

En siete años de guerra, se estima que más de tres millones de sirios han perdido la vida, entre ellos centenares de niños y gente inocente, y que nada tiene que ver con las causas o motivos de la misma.

Aunque parezca difícil de entender, el conflicto en Siria no es tan complejo. Un pueblo levantado contra un régimen que lleva 18 años en el poder, y si se quiere contar desde antes, casi 50, pues Háfez al Assad, padre del actual presidente gobernó 29 años, hasta el día de su muerte en el 2000, y su hijo, quien para entonces tenía menos de 40 años de edad, heredó el trono a través de una reforma constitucional. Indudablemente aquello ha generado inconformismos, anhelos revolucionarios, y la llamada guerra civil que hoy se vive en esa zona del mundo, y que ha permitido que otros conflictos, como el religioso y los independistas, se inmiscuyan en aquellos problemas internos.

En 48 años de gobierno de la familia al Assad, e incluso mucho antes, fueron surgiendo pequeños movimientos sociales revolucionarios, que con el pasar del tiempo, se transformaron de huelguistas pacíficos, a un brazo armado que integra diferentes ejércitos y batallones, algunos extremos, como los yihadistas. Debido a ello, y a la intervención de terroristas y mercenarios que también participan en el conflicto con distintos intereses, es que el gobierno sirio en cabeza de Bashar al Assad, ha tenido la excusa de bombardear a su propio pueblo, haciendo uso de armas químicas, al estilo nazi, censuradas y prohibidas por los organismos internacionales.

En siete años de guerra, se estima que más de tres millones de sirios han perdido la vida, entre ellos centenares de niños y gente inocente, y que nada han tenido que ver con las causas o motivos de la misma. Por un lado, los abusos y represión del gobierno en contra de todo aquello que amenace el oficialismo, y por el otro, la de los mismos ejércitos revolucionarios, que han contado con el apoyo discreto de países como Estados Unidos, ha generado una ola de destrucción y muerte, incluso profetizada en la Biblia.

Justamente Donald Trump, y quien ha tenido serias dificultades para lidiar con las relaciones internacionales, el pasado viernes ordenó un ataque de precisión con misiles a las bases que supuestamente han servido de laboratorios para las armas químicas, generando alerta mundial, y un temor significativo por un posible enfrentamiento bélico con Rusia, principal aliado de los sirios junto a Irán. Dicho ataque de occidente, contó con el apoyo de Francia y Reino Unido, más no con el beneplácito del Consejo de Seguridad de la ONU, ni del mismo congreso estadounidense, quien condenó el hecho.

Hoy, aunque, históricamente Estados Unidos ha tenido la responsabilidad moral de velar por la tranquilidad del mundo como superpotencia, está en el ojo del huracán por ello, y no por sus problemas internos, y se podría decir que ha ganado un primer round dando muestras de decisión y autoridad, bien vistas por el presidente y nobel de paz colombiano Juan Manuel Santos.

Si Trump está tan interesado en los sirios, por qué ha endurecido las políticas migratorias con el fin de cerrarles el paso a quienes huyen de esa guerra? ¿Sera el interés petrolero que históricamente ha llevado a USA a invadir países, lo que mueve a Donald? O será real que le duele las victimas? El tiempo hablará.

REDACCIÓN EDITORIAL

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