Son sin pena

Las dinámicas entorno a los procesos electorales más allá de las propuestas concretas de quienes se encuentran en campaña, hoy en día se alimentan principalmente de superficialidades, infamias, discordias, y debates insulsos en las redes sociales, que en nada contribuyen a las problemáticas que vive una región o el país.

Para nadie es un secreto que en Colombia se hace política con las necesidades de la gente. Aquellos tiempos en donde se canjeaban votos por lechona o tamal, no han cambiado y cuando no es comida lo que se recibe, además de dinero en efectivo, son tejas, ladrillos, cemento, sillas, juegos de sala o comedor, contratos, y en especial falsas promesas. Todo ello con el fin de acaparar incautos.

Las dinámicas entorno a los procesos electorales más allá de las propuestas concretas de quienes se encuentran en campaña, hoy en día se alimentan principalmente de superficialidades, infamias, discordias, y debates insulsos en las redes sociales, que en nada contribuyen a las problemáticas que vive una región o el país. Cientos de vallas, afiches, y pendones, adornan el show de lo que suele ser una campaña política, que incluso, en procesos universitarios, como la elección de decanos y rector en la Universidad del Tolima, han hecho en el pasado, del proceso democrático, un verdadero hecho bochornoso, que deja mucho qué desear y que esperamos no se siga presentando.

Recientemente la Misión de Observación Electoral-MOE en el Tolima, hizo un llamado a las autoridades locales, para que los desórdenes y aparentes irregularidades que se presentaron en las pasadas elecciones de Congreso, no se repitan el mes entrante cuando los colombianos elijan Presidente, y eso es algo a lo que debería ponérsele toda la atención del caso. Desde la ubicación de los puestos de votación, y los cuales permitían que otros pudieran ver por quién votaba cada sufragante, hasta el no retiro de las vallas publicitarias especialmente en la zona céntrica de la ciudad, hacen parte de los errores que se cometieron en marzo y que deberían ser evitados.

A ello, habría que sumarle la presencia de activistas de diferentes campañas en los lugares de votación, quienes con un distintivo sugestivo, abordan al votante escasos minutos antes de ingresar al sitio de sufragio, y terminan constriñendo, o aún mucho más grave, comprando votos. No es gratuito que el Tolima en las elecciones parlamentarias del mes pasado, ocupara el tercer lugar en los departamentos con mayores denuncias de irregularidades, ni que Ibagué, ocupara el cuarto puesto en el escalafón de capitales, sin que ninguna investigación y decisión de carácter judicial ocurra.

Hoy, aunque los mandatarios no salgan a tarimas de campaña, es de conocimiento público, que tanto las maquinarias de Alcaldía y Gobernación están haciéndole fuerza a la candidatura de Germán Vargas y Gustavo Petro, respectivamente, y allí también la MOE, debería denunciar las evidencias e informaciones que posea, sobre favorecimientos a dichas campañas, a través de trabajadores oficiales y contratistas.

REDACCIÓN EDITORIAL

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