¿Proteccionismo o apertura?

Un nacionalismo excesivo, y que actualmente tiene en alerta a los diferentes países que tienen relaciones comerciales con Estados Unidos, ha dejado ver aquel slogan, como parte del inicio de decisiones trascendentales.

Casi todas las encuestas presidenciales que se hicieron en Estados Unidos, daban como perdedor a Donald Trump. Pocas personas en el mundo contemplaban la posibilidad de que el excéntrico multimillonario, conocido por cuenta de sus programas de televisión, empresas y el concurso Miss Universo, pudiera llegar a la Casa Blanca. Sin embargo, aquello fue así, y el eslogan de su campaña, pareciera hoy tener la explicación a dicho suceso: Make América Great Again.

Desde la distancia, el tema de inmigración fue el primero que saltó a la vista con el nuevo Presidente Trump. El cierre de fronteras, y su intención de construir un nuevo muro entre México y Estados Unidos, así como los estrictos requisitos para pisar suelo norteamericano, no se hicieron esperar, apelando al patriotismo y defensa de la soberanía de su país, que históricamente ha sido conocido por ser el hogar de muchos que incluso no nacieron allí.

Un nacionalismo excesivo, y que actualmente tiene en alerta a los diferentes países que tienen relaciones comerciales con Estados Unidos, ha dejado ver aquel slogan, como parte del inicio de decisiones trascendentales, al menos en lo que respecta a los temas comerciales, y que dejan ver que la forma de “hacer a América grande otra vez”, es sin duda el proteccionismo empresarial impulsado por el gobierno de Trump, quien, ante la crítica de muchos, ha pensado en Estados Unidos, como una gran empresa.

En días pasados, la Casa Blanca convocó a ejecutivos del sector económico para hablar de las medidas a tomar con relación a los aranceles de los productos que ingresan a suelo americano, de países como China, Canadá, Corea del Sur, Brasil, Japón, entre otros. Trump ha venido refiriéndose al debilitamiento de la industria del acero y aluminio por cuenta de “malos acuerdos” con otros países, aunque algunas estadísticas contraríen su versión, al menos en lo que tiene que ver con ese sector, pues el 70% del acero consumido allá es americano, y en parte es esa la excusa para querer impulsar lo estadounidense por encima de otra cosa, aunque aquello, en exceso, según algunos analistas, ponga en peligro la economía mundial, teniendo en cuenta la importancia de Estados Unidos y sus finanzas.

Aunque las intenciones de Trump, sean buenas para el americano nato, que no encontraba en Obama una figura que defendiera lo propio, y permitan pensar en el resurgimiento de economías caídas, algo que muy bien le vendría a países como Colombia, en donde se importan productos que aquí producimos como el arroz; no puede olvidar Donald, que la globalización se constituye en motor de crecimiento económico, y las buenas relaciones comerciales con los diferentes países, son vitales, con el fin de mantener los buenos números en las bolsas, así como garantizarle a los consumidores, mejores ofertas, precios más bajos, entre otros.

Frente a ese dilema, y pensando en Colombia, tanto proteccionismo, para los productos que aquí se generan, y no se priorizan, ni apoyan como deberían, pero también apertura, siempre y cuando sea un ganar-ganar, y no como ha ocurrido con los diferentes TLC firmados en gobiernos anteriores. ¿Qué hará el nuevo gobierno?

REDACCIÓN EDITORIAL

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