Una buena iniciativa, pero…

Y eso que no estamos teniendo en cuenta que Ibagué carece de avenidas, como la carrera 13, que al parecer quedaría como un promesa incumplida más, para sobreaguar los trancones de las horas pico. Con esta medida, se sacrifica más a los conductores. Mayor planeación técnica para próximas ideas como esta.

Hace cuatro años los ibaguereños no se hubieran imaginado que su ciudad contaría con al menos un carril exclusivo para el tránsito de bicicletas. Hoy, aquello es una realidad, con la ciclorruta ubicada cerca al Topacio, y con la recién inaugurada en la avenida Ferrocarril, necesarias, para una ciudad que de a poco se llena de carros y motos, y en donde el transporte alternativo, pudiera ser una solución a mediano plazo. También cuentan las de la variante del aeropuerto.

Sin embargo, aquellas buenas intenciones, pensadas en el marco del Plan de Desarrollo de la administración Jaramillo, han sido ampliamente criticadas, por cuenta de algunos reparos y argumentos técnicos, que indican que, pese a la buena voluntad, el bicicarril de la Ferrocarril, tiene serios inconvenientes funcionales, técnicos y hasta económicos.

El primero de ellos, tiene que ver con lo meramente superficial y de no ser una ciclorruta cómoda, atractiva, y segura, tal y como lo establece la Guía de Ciclo-Infraestructura para ciudades colombianas. Basta con saber que la avenida Ferrocarril en su mayoría es transitada por vehículos de carga pesada, camiones y buses que llegan y se van del Terminal de Transportes.

Aquello de entrada hace dicha obra poca atractiva, carente de recursos paisajísticos y ambientales, al igual que el tipo de negocios que allí se encuentran, máxime cuando la idea es descontaminar la ciudad y el ambiente, cosa que pareciera difícil con tanto tracto camión y bus, que a su vez le quitan espacio a la calle.

Así mismo, y según el estudio presentado por el arquitecto Julián Pastrana para este diario, señala aspectos que no se pueden dejar de mencionar, como por ejemplo el de la inseguridad que se vive por la Ferrocarril, tema que también fuera expuesto cuando se decidió que los tradicionales desfiles de San Juan y San Pedro fueran por dicha ruta, y que en el caso de los bici-usuarios, pudiera ser una amenaza real.

Inconvenientes como los sobresaltos del pavimento de la Ferrocarril, entre otras cosas, avenida de tránsito rápido terminan de complementar los reparos, que, aunque sin ánimo de ser aguafiestas, más aún cuando Ibagué reclama acciones como esa, no pueden obviarse, así como tampoco, la falta de planeación que pareciera evidenciarse con los taches y bolardos arbitrarios, que también reducen espacio y quitan margen de maniobra a los vehículos.

Resulta necesario entonces, que aún con todos esos datos, se corrijan los desaciertos principalmente el de los giros y que de a poco se empiece a promover con mayor fuerza el tema de los bicicarriles. No se puede hacer una inversión de 30 millones por km, para cumplir una promesa, ni quedar bien, sino para que realmente las cosas funcionen, y en ese sentido que vengan muchas más, ojalá aprovechando el tema de las bahías de la Quinta mal utilizadas, y las paralelas del barrio Jordán que parecen parqueaderos públicos.

Y eso que no estamos teniendo en cuenta que Ibagué carece de avenidas, como la carrera 13, que al parecer quedaría como un promesa incumplida más, para sobreaguar los trancones de las horas pico. Con esta medida, se sacrifica más a los conductores. Mayor planeación técnica para próximas ideas como esta.

REDACCIÓN EDITORIAL

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