¿Lo suicidaron?

Y si en Venezuela llueve a cántaros, en Nicaragua no escampa, por cuenta de la desaparición forzada de 31 manifestantes, de los cuales no se sabe nada, y que no cometieron delito alguno.

Un gran manto de dudas ha dejado la repentina muerte del concejal venezolano Fernando Albán. El cabildante opositor, y quien representaba los intereses del municipio Libertador, había sido encarcelado por el régimen, supuestamente por ser uno de los autores intelectuales de los “ataques” contra Maduro del pasado 4 de agosto, y esperaba sentencia al momento de su deceso.

Albán de origen colombiano, y que al igual que Borges, Capriles, Ledezma, y María Corina Machado, había sufrido la persecución y hostigamiento por parte del gobierno chavista, cayó del décimo piso de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, a donde lo habían trasladado tres días antes, luego de ser arrestado en el aeropuerto de Maiquetía.

Unos supuestos atentados dirigidos con dron, y de los que Maduro, había acusado incluso al expresidente colombiano Juan Manuel Santos, fueron motivos suficientes para que Albán fuera capturado luego de regresar de visitar a sus hijos en Estados Unidos, y aparentemente asesinado, según versiones de sus allegados, compañeros y amigos.

La versión del gobierno indica, que el Concejal, en medio de su desespero por estar preso, solicitó permiso para ir al baño, y que, en ese momento, se lanzó por un ventanal para ponerle fin a su vida. Mientras tanto, tanto los familiares del Concejal, así como sus compañeros políticos, y líderes de oposición en Venezuela, confirman que este no tenía ningún motivo para terminar con su vida, y que siendo católico, el suicidio no está contemplado como una opción o ruta de escape.

Aunque bastante grave lo ocurrido, tanto así que el gobierno de los Estados Unidos reclamó el suceso, al igual que el parlamento venezolano pidió a la ONU y a Colombia ser garantes en las investigaciones, la muerte del Concejal, haya sido un suicidio, o un asesinato, (con mayor fuerza esa versión) hace parte de la cadena de sucesos desafortunados, trágicos y dolorosos para el pueblo venezolano, desde que Nicolás Maduro asumió el poder.

Actualmente el gobierno venezolano no ha pronunciado palabra alguna sobre el acontecimiento, ni siquiera para lamentar hipócritamente el suceso, y como queriendo decir que el que calla otorga. Sin embargo, semanas atrás Maduro ha insistido en que Colombia extradite al expresidente de la asamblea venezolana Julio Borges, quien se encuentra asilado en Bogotá, por cuenta de las persecuciones hechas por el chavismo. En vista de lo ocurrido, razón tiene el presidente Iván Duque, en negar dicha solicitud, contrariando lo hecho por Juan Manuel Santos, en el caso del joven activista Loren Saleh.

Y si en Venezuela llueve a cántaros, en Nicaragua no escampa, por cuenta de la desaparición forzada de 31 manifestantes, de los cuales no se sabe nada, y que no cometieron delito alguno, más allá de protestar en contra de una dictadura en manos de un par de esposos malévolos que gobiernan su país. ¿Cuándo parará la lluvia?

REDACCIÓN EDITORIAL

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