Morir de viejos…

Ojalá que tal y como manifestó el médico y ensayista Héctor Abad Gómez, en Colombia, todo el mundo se muriera de viejo, pero en esa época, y en la nuestra, seguirá siendo una utopía.

El mundo está convulsionado, y la situación de orden social, cada vez es más compleja. Una falacia sería decir que los nuevos tiempos no han traído consigo, problemas agobiantes, que, en el pasado, quizás, hubieran parecido simples nimiedades, pero que, en el ahora han ido mutando las formas de concebir la vida, y de relacionarnos con las demás personas.

Hoy pareciera que las amistades, relaciones interpersonales, e incluso matrimonios, son mucho más difíciles de sobrellevar, que, en las épocas de los abuelos, en donde una pelea se arreglaba porque las bodas “eran pa’ toda la vida”, y no como ahora, donde se ha perdido el compromiso y los valores, y el divorcio y la separación de bienes pareciera la mejor opción.

Las diferencias ideológicas, políticas y hasta religiosas, han generado polarizaciones inmensas, que incluso definen en las mentalidades más pobres, situaciones de vida, probablemente de forma errónea. Un color de una camiseta de un equipo de fútbol, un partido político, una religión, etc.

Precisamente, una de las causas principales de las muertes violentas en Colombia, se deben a las riñas, y a las diferencias, que, en un país civilizado y culto, pudieran dirimirse con una conversación. Por ejemplo, el día de ayer, dolorosamente registramos en nuestra portada, el hallazgo macabro de los cuerpos de una madre y su hijo de 6 años en Herveo, quienes al parecer fueron asesinados por la expareja de la mujer.

Como ese caso, son muchos los que se viven a diario en Colombia, y aunque las cifras de Medicina Legal, hoy nos indiquen una disminución en casos de homicidio, suicidios, e incluso en accidentes de tránsito, no se puede bajar la guardia en ninguno de esos temas.

Pese a que la cifra global de las muertes violentas en el país, reportó una disminución; en Ibagué aumentaron los homicidios en un 7.25%, mientras que el suicidio se incrementó en comparación con el 2017. Es decir, nuestra capital, no ha avanzado mucho en esos temas.

Hoy le seguimos reclamando acciones contundentes, no al Alcalde, ni al Gobernador, sino a toda la clase dirigente del país, y a los líderes y futuros gobernantes. La violencia contra las mujeres y niños, pero también los asesinatos a diario, y los suicidios, que incluso ya han afectado a menores de edad, que tendrían que estar pensando en jugar y estudiar, y no en estar deprimidos, son muestras concretas, de que poco a poco, los resentimientos, los vacíos espirituales y sentimentales, nos están deshumanizando, y carcomiendo, y eso algún tiene que parar.

Ojalá que tal y como manifestó el médico y ensayista Héctor Abad Gómez, en Colombia, todo el mundo se muriera de viejo, pero en esa época, y en la nuestra, seguirá siendo una utopía.

REDACCIÓN EDITORIAL

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