¿Eterno Presidente?

Al igual que en Venezuela, Evo Morales nacionalizó varias empresas, y especialmente con el tema del petróleo, quedándose el estado con el 82% de los ingresos y las petroleras con el 18% restante, cosa que, según las propias empresas, fue pertinente y a hoy siguen siendo rentables.

Lamento boliviano o presidente eterno. Así podría definirse a Evo Morales, quien va por su cuarto mandato como presidente de Bolivia. Pese al cariño que sienten muchos de sus compatriotas por un hermano indígena que llegó a ser Presidente de la República, otra gran cantidad de bolivianos se han mostrado inconformes con la postulación de Evo, quien va por su cuarta reelección. De no caerse su aspiración, gobernaría hasta 2025, completando 20 años en el poder. Sin duda, un antecedente histórico y nada beneficioso para cualquier democracia en el mundo.

Evo llegó al poder en 2006 como la esperanza de un pueblo agobiado por la pobreza y las desigualdades sociales. Rompió prejuicios siendo el primer presidente indígena en la historia de su país, pero de además de ello, siendo un líder sindical que representaba a los sectores cocaleros.

Se enfrentó junto a sus movimientos a distintos gobiernos de ese país, pero especialmente con el de Hugo Banzer Suárez, quien estaba dispuesto a erradicar totalmente los cultivos de coca, pues se temía que Bolivia se convirtiera legalmente en el exportador principal hacia los Estados Unidos, cosa que, si bien no sucedió, algunos de los cultivos lograron llegar hasta allá, aunque en menor proporción que México o Colombia.

El éxito de Evo, hasta el momento, se debe al gran respaldo de su gente, al estilo Hugo Chávez. La promesa de la erradicación de la pobreza y la recuperación de la dignidad del boliviano promedio, de alguna manera calaron en las masas quienes sintieron que alguien de su estirpe y con las mismas necesidades y anhelos iba a gobernar.

Gracias a ello Evo pudo llegar tranquilo al palacio presidencial en 2005, realizar una constituyente y empezar a reformar el país a través de diferentes leyes, que en su momento fueron beneficiosas. Por ejemplo, en 2008, Bolivia alcanzó su más alto crecimiento económico con un 6.2% y el año siguiente el Banco Mundial sacó de la lista negra o la lista de países con ingresos más bajos.

Al igual que en Venezuela, Evo Morales nacionalizó varias empresas y, especialmente, con el tema del petróleo, quedándose el Estado con el 82% de los ingresos y las petroleras con el 18% restante, cosa que, según las propias empresas, fue pertinente y a hoy siguen siendo rentables. Con Evo, la pobreza extrema en Bolivia disminuyó de un 36,7% a un 16.8% y actualmente es considerado como uno de los países en Sudamérica con más desarrollo progresivo.

Aun con todo eso, y con las críticas que se le hacen a Morales, por su irrestricto apoyo a proyectos políticos como el de Nicolás Maduro, pero también a las controversias que suele generar con su forma de hablar, y con algunas denuncias de persecución a los opositores, 20 años en el poder es mucho para un presidente y es allí, cuando se haría necesario un relevo.

Un hasta luego y gracias sería lo ideal por ahora para Evo, quien por fortuna fue más inteligente que otros líderes de izquierda como Maduro y Lula.

REDACCIÓN EDITORIAL

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