Con las manos rojas

Así la cosas, valoramos en principio, la existencia de la Coalición (Coalico), así como también, aprovechamos para hacer un llamado a apoyar iniciativas como esta, que, quizás no tienen el impacto y la atención que merecen, y no por ello, resultan siendo de poca monta.

Ayer se conmemoró el Día de las Manos Rojas, promovido por la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico). Dicha organización, desde el año 2012, estableció la importancia de ponerle un freno al reclutamiento de menores de edad en el país, teniendo en cuenta, los altos números de niños y adolescentes inmersos en las guerrillas, especialmente en las Farc, en la década de los 90.

Según Coalico, en lo corrido del 2018, y pese a la firma de los acuerdos de La Habana, en el país se presentaron 331 eventos de conflicto armado, en los que, en 213 de ellos, se vieron inmersos menores de edad, lo cual resulta preocupante e indignante, pues además de ello, con relación al año 2017, se evidenció un incremento de más de 80 sucesos bélicos, en los que participaron niños y adolescentes de distintos géneros.

Norte de Santander, Chocó, Antioquia, Nariño y Valle del Cauca, hacen parte de los departamentos con mayor número de acciones de guerra en las que se han visto involucrados menores de edad, principalmente por reclutamiento, así como también víctimas indirectas, y aunque los altos mandos de la otrora guerrilla de las Farc, hayan embolatado la entrega de los menores de edad que hacían parte de su estructura militar, no se le puede olvidar al país, ni mucho menos a los representantes de la Justicia Especial para la Paz (JEP), que esa deuda aún no ha sido saldada, ni mucho menos aclarada.

Así la cosas, valoramos en principio, la existencia de la Coalición (Coalico), así como también, aprovechamos para hacer un llamado a apoyar iniciativas como esta, que, quizás no tienen el impacto y la atención que merecen, y no por ello, resultan siendo de poca monta.

Contrario a ello, todo el país al unísono, debería rechazar, así como rechaza las acciones de violencia sexual, hacerlo de la misma forma, con la incursión con menores de edad en acciones de guerra, y no solo, las que tiene que ver con el conflicto armado que como país estamos tratando de dejar atrás, sino con quienes insisten en usar menores para cometer delitos, robos, o acciones relacionadas con microtráfico.

Colombia entera ayer y hoy tiene las manos rojas, y debería tenerlas siempre, y aunque el tema específico sea el de la participación de los niños y jóvenes en el conflicto armado, y la guerra que pareciera quererse desatar nuevamente, las manos rojas también deben ser por los niños maltratados, explotados, y abandonados a su suerte en centros del Bienestar.

REDACCIÓN EDITORIAL

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