El peligro de ser periodista en Colombia

Desde nuestra fundación emprendimos una lucha en favor de la verdad, y en contra de nadie o ninguna persona en especial, y mucho menos de un gobernante, pues si a quien gobierna le va bien, a la ciudad y al departamento les va bien, y todos queremos eso.

Luego del día del periodista en Colombia, quedan múltiples reflexiones en torno a la labor, de quienes ejercemos la profesión más hermosa del mundo en palabras de García Márquez. Los constantes peligros, la presión de los poderosos, las amenazas de quienes no comprenden que la misión periodística no se trata de odios, sino de responsabilidad de informar, hace que tan maravilloso oficio se haga tan complejo a la vez.

Justamente por estos días, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), publicó un informe que sustenta esa realidad preocupante, y que literalmente pone en una línea de fuego a los comunicadores no solo en Colombia, sino en el mundo entero, en donde hay cientos de conflictos, y peligros latentes para no ir más lejos, habría que mirar México y Venezuela.

Resulta entonces muy desalentador que para el 2018, se hayan registrado 477 casos de agresión a la prensa, de los cuales 600 periodistas se vieron involucrados, y tres de ellos, lamentablemente fueron asesinados. Pese a que, en Colombia, constitucionalmente, la labor periodística esté garantizada, y aparentemente haya respeto a la libertad de expresión, no es un secreto para nadie, que cada vez se hace más complicado ejercerlo, pues pese a la desaparición de grupos como las Farc, otros actores armados como el Eln, e incluso algunos personajes políticos, han desestimado y atacado la labor de periodistas, columnistas y caricaturistas del país, e incluso a medios como Noticias Uno, el más independiente y crítico del país, actitud que merece todo rechazo.

Reza el informe que el estado tiene tres obligaciones fundamentales con la labor periodística: prevenir, proteger y judicializar, pero justamente en Colombia ocurre lo contrario, algunos personajes del estado atacan, estigmatizan, y dan pie a odios personales, e Ibagué, no ha sido ajena a ello, especialmente en los últimos dos años.

Investigar, publicar, y generar opinión, sin duda genera odios y amores, pero más odio que amor, y mientras sigan existiendo periodistas y medios críticos e independientes, mayor será el grado de peligrosidad, pues el periodismo mediocre o de agenda comercial, no representa ningún peligro, y de eso está lleno el mundo: de aduladores, de traficantes de la información, y de eso tampoco se trata.

Desde este espacio, y aprovechando la ocasión, agradecemos a la Flip su apoyo y respaldo constante al periodismo ibaguereño, y los conminamos a seguir atentos a la situación de algunos medios en la ciudad. Desde nuestra fundación emprendimos una lucha en favor de la verdad, y en contra de nadie o ninguna persona en especial, y mucho menos de un gobernante, pues si a quien gobierna le va bien, a la ciudad y al departamento les va bien, y todos queremos eso.

REDACCIÓN EDITORIAL

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