Estafa piramidal

Las pirámides ilegales de captación de dinero ya fracasaron en años recientes y fueron muchas las personas que aún se lamentan porque fueron estafadas, nada nuevo. La Superintendencia ya advirtió que son ilegales y que “de eso tan bueno no dan tanto”.

Por estos días en diversos círculos de la sociedad ibaguereña y, especialmente, en ciertos estratos sociales altos, a la hora de las onces sólo se habla del ‘Telar de los sueños’ o las ‘Mandalas de la prosperidad’. No es otra cosa, que una mutación de los viejos esquemas de captación ilegal de dinero que tuvieron gran resonancia en Colombia tras el colapso de la pirámide de David Murcia Guzmán, aún en prisión tras las caída del emporio económico que había construido con la plata de incautos.

En varios países del mundo esta práctica es un delito castigado por las respectivas legislaciones, porque al final, todos esos modelos de negocios han fracasado.

En Colombia desde 1982, la captación masiva de dinero está tipificada como delito penal por parte de personas o compañías no autorizadas. Significa, que toda persona o institución que preste servicios financieros debe estar autorizada por la Superintendencia Financiera, o incurrirá en un delito.

A raíz de la caída de DFRE en el año 2008, el Gobierno colombiano debió declarar el estado de emergencia social y, bajo esta figura, emitió decretos autorizando a la Superintendencia de Comercio intervenir y cerrar empresas que se consideren sospechosas de captar dineros del público, prestar dinero a usura o lavar dinero, entre otros delitos financieros.

En Ibagué, ese modelo ilegal de negocio logró tierra fértil a través de reconocidas damas que se mueven como “pez en el agua” entre personas y familias adineradas. Allí, comenzaron a “trabajar” explicando las supuestas bondades y vinculando cada vez a más personas. Los aportes de cada persona eran millonarios y las supuestas utilidades iban creciendo a medida que lograran vincular a más aportantes.

Al final, aunque no había sucedido aún entre las Mandalas de Ibagué, el negocio se quiebra por una razón muy sencilla: el dinero captado no produce rentabilidad porque las “cerebros” de las operaciones no invierten en ninguna fuente que les permita aumentar el capital; solamente, se dedican a “vivir” de los aportes de la cadena.

No hay tales utilidades millonarias en estas pirámides ilegales. Pueda que al principio sí, para dar confianza. Las pirámides ilegales de captación de dinero ya fracasaron en años recientes y fueron muchas las personas que aún se lamentan porque fueron estafadas, nada nuevo. La Superintendencia ya advirtió que son ilegales y que “de eso tan bueno no dan tanto”.

REDACCIÓN EDITORIAL

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