S.O.S. de los campesinos del Tolima

La brecha del desarrollo es cada vez más abultada, con relación a las zonas urbanas. Si la reforma al agro no es estructural, como dicen los campesinos: “Nos llevó el que nos trajo”.

La historia vuelve y se repite: las familias campesinas del Tolima están arrinconadas por varios factores como el cambio climático que acabó con las cosechas, los altos costos de los insumos, los precios deprimentes de compra de sus cosechas, la falta de créditos blandos y los embargos por falta de pago de acreencias con el sistema financiero. Este lamento de nuestros campesinos agobiados se escuchó esta semana en la Asamblea.

La crisis de las familias productoras se constituye en un problema raizal, histórico, estructural. Durante décadas los azotó la violencia. El Sur, el Norte, el Oriente, en fin, todas las regiones vivieron el rigor del conflicto interno. El desplazamiento fue masivo en esos años. Y los que se quedaron, han enfrentado una estructura vial deficiente, carreteras históricas deterioradas, baja cobertura en salud, poca asistencia técnica, bajos niveles de escolaridad, ausencia de servicios públicos, baja conectividad, y lo peor: bajísimos precios de compra de cosechas.

Una gran falla estructural es la ausencia de gremios fuertes, que establezcan verdaderos canales de comercialización. La excepción es el gremio cafetero. La Federación y los Comités han logrado mantener precios mínimos de compra. Cuando la carga de pergamino seco cruza la línea de $700 mil, ahí está el gremio interlocutando con el Gobierno para lograr subsidios. Ojalá los arracacheros de Cajamarca tuvieran una Federación que los defendiera.

Los productores de aguacate Hass del Tolima tienen una gran oportunidad. Colombia ya exporta esta fruta a más de 20 países. No ha sido fácil, pero los productores han logrado cumplir con todos los requerimientos que exigen esos países. Sí se puede.

El Estado, representado en el Gobierno nacional, las gobernaciones y las alcaldías, tiene una deuda histórica con las familias campesinas. La brecha del desarrollo es cada vez más abultada, con relación a las zonas urbanas. Si la reforma al agro no es estructural, como dicen los campesinos: “Nos llevó el que nos trajo”.

REDACCIÓN EDITORIAL

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