Los jóvenes sí leen

También sugerimos que el Banco cree alianzas con las juntas de Acción Comunal y las bibliotecas comunitarias para ofrecer más talleres en los barrios. Y, naturalmente, la ciudadanía podría apoyar con la donación de libros a las bibliotecas para el uso de todos.

Desde su fundación, la Biblioteca del Banco de la República ha ofrecido diversas actividades orientadas a promover la lectura, especialmente entre niños y jóvenes. Este mes, su agenda académica incluye a las personas sordas, en el encuentro denominado ‘Lectura con los sentidos’.

En esta ocasión se usarán formatos diferentes para que los participantes sordos interactúen con los oyentes, y juntos avancen en este maravilloso ejercicio que los conduce a informarse, a relacionarse con la cultura del mundo, a ingresar en el ámbito de la ficción, de la fantasía y de la curiosidad por el conocimiento.

Esta tarea es de gran importancia para la ciudad. Muchos de los niños y jóvenes no han desarrollado hábitos de lectura, en muchos casos, por el entorno en el que han crecido. Sabemos que los padres deberían ser los primeros promotores de la lectura en los más pequeños: Los niños leen si los mayores leyeron con ellos cuando ellos eran pequeños y si, luego, ha existido un ambiente de lectura en casa.

Los jóvenes leen de dos maneras: en papel, en el colegio, los libros asignados por los maestros. Y, fuera del colegio, se sumergen en las pantallas del computador a leer otros temas de su interés; también, los más pilos, complementan así cuanto han aprendido en clase. Pero, leen y les gusta leer… a su manera. Y, los maestros, si leyeran en pantalla, podrían seguir estimulando en las nuevas generaciones la importancia de que los chicos se relacionen con conocimiento nuevo, amplíen horizontes y se hagan preguntas que los lleven a avanzar en su autonomía personal, a analizar, y a tomar decisiones argumentadas. Las tecnologías ofrecen propuestas audiovisuales innovadoras que los jóvenes usan pero que deben aprender a utilizar con criterio.

Estamos en mora de que los rectores orienten con más fuerza a sus maestros para que dirijan su enseñanza hacia un aprendizaje más relacionado con la vida, en búsqueda de apoyar los cambios que la sociedad demanda. Y, en el Tolima, es prioritario que el sistema educativo considere como esencial la tarea de promover la lectura.

Esta actividad del Banco de la República debe replicarse en la ciudad, inclusive en el sector rural. Nos parece factible que la Biblioteca forme multiplicadores, talleristas de lectura, que repliquen esta experiencia de muchos años en las comunidades. Los talleristas son quienes entusiasman y ayudan a descubrir relaciones entre los libros y la experiencia personal de los jóvenes. Ellos contagian con su entusiasmo a los chicos. También sugerimos que el Banco cree alianzas con las juntas de Acción Comunal y las bibliotecas comunitarias para ofrecer más talleres en los barrios. Y, naturalmente, la ciudadanía podría apoyar con la donación de libros a las bibliotecas para el uso de todos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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