Ejemplo que se mantiene

Su talante y su valentía para enfrentar y denunciar el narcotráfico y el contubernio entre la clase política y los dineros oscuros -como bien lo reconoció el presidente Iván Duque el martes en el homenaje con ocasión de los 30 años del magnicidio- es un legado que sigue más vigente que nunca y que debe conservarse por los colombianos.

El fenómeno del narcotráfico es una de las amenazas más terribles que existen contra la libertad y la justicia en el mundo". Esta frase, junto a otras más, se convirtió en una de las más pronunciadas por el entonces dirigente político Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado hace 30 años, según las autoridades, por una oscura alianza entre agentes del Estado y el narcotráfico.

Esa noche del 18 de agosto de 1989, en plena campaña política, el carismático dirigente político, fundador del Nuevo Liberalismo, acudió al parque principal de Soacha donde era esperado no solo por miles de seguidores, sino por todo un escuadrón de asesinos que le dispararon hasta acabar con su vida, cuando él se subió a la improvisada tarima.

Galán se había convertido en el candidato más opcionado para ganar las elecciones presidenciales. A sus 45 años de edad pronunciaba discursos llenos de emotividad que ya habían enamorado a millones de colombianos.

Valerosamente, Galán se atrevió a denunciar en la plaza pública y en el Congreso colombiano la infiltración de las mafias del narcotráfico en la política y en la sociedad colombianas. Para esa época, el país estaba en manos de este flagelo, que a punta de actos violentos pretendía acorralar y arrodillar al poder de las Instituciones del Estado. Aún esas acciones se recuerdan con horror.

Lastimosamente para el Tolima, un político de esta tierra terminó vinculado al magnicidio de Galán. Alberto Santofimio Botero fue condenado por coautoría en el asesinato de Galán Sarmiento. Aunque ha insistido en su inocencia, la justicia concluyó que tuvo nexos con el cartel de Medellín y cercanía a Pablo Escobar; el autor intelectual de la muerte de quien había prometido que si llegaba a la Presidencia de Colombia, aprobaría la extracción de narcotraficantes.

Aunque ya pasaron tres décadas del magnicidio de Luis Carlos Galán, los colombianos lo extrañan. Recuerdan su discurso frentero, lleno de frases emotivas, plagado de identidad colombiana. Su talante y su valentía para enfrentar y denunciar el narcotráfico y el contubernio entre la clase política y los dineros oscuros -como bien lo reconoció el presidente Iván Duque el martes en el homenaje con ocasión de los 30 años del magnicidio- es un legado que sigue más vigente que nunca y que debe conservarse por los colombianos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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