La tienda de la esquina

Los tenderos siguen siendo importantes en nuestra cultura y, como tales, deben permanecer. A la vez, ellos deben estar en una permanente actitud de modernización y esta se consigue con información tecnológica y empresarial; en la atención al cliente, en la comunicación digital y el servicio a domicilio.

a tienda de la esquina hace parte de nuestra cultura. Antes, eran establecimientos pequeños donde se conseguían huevos, pan, cucas, salchichón, chicles, colombinas, gaseosas, cerveza, aguardiente y otros elementos e ingredientes que se necesitaban por las urgencias diarias de los vecinos. Los tenderos eran amables, fiaban y llevaban las cuentas en un cuaderno cuadriculado de puntas enroscadas. Conversaban con los clientes y se sabían los chismes de la cuadra.

Con el crecimiento de las ciudades y las migraciones del campo, las tiendas también fueron cambiando: se modernizaron y comenzaron a organizarse como mini mercados. Hoy, venden sus productos en presentaciones pequeñas, adecuadas al bolsillo o a las necesidades del vecino; han mejorado y diversificado su surtido, las opciones de marcas y precios, y se han preparado para la inevitable competencia de los supermercados y tiendas de bajo costo donde uno no necesita hablar con nadie para hacer sus compras.

El tendero, hoy, ya no es tan cercano al cliente, entre otras, porque está más ocupado. En muchos casos, las tiendas se han convertido en negocios familiares y las manejan los hijos de los dueños originales, que han hecho estudios post secundarios para atender el negocio.

Pero, aún así, el tendero sigue siendo el amigo informado que comprende la necesidad del otro y en quien se puede confiar. Además, representa una conexión directa entre las plazas de mercado, los proveedores de servicio y el vecino que, muchas veces, depende de sus ingresos diarios para poder abastecerse.

De acuerdo con información de Fenalco, alrededor del 60% de los productos de consumo masivo se hace en las tiendas de barrio, a pesar de la competencia que ofrecen los supermercados y las tiendas de bajo costo. Sencillamente, siguen siendo muy convenientes para las amas de casa.

La celebración del Día del Tendero, llevada a cabo en días pasados, muestra un reconocimiento importante y el interés de entidades como Fenalco, Mercacentro y la Cámara de Comercio en apoyar este importante sector de la economía del país.

Los tenderos siguen siendo importantes en nuestra cultura y, como tales, deben permanecer. A la vez, ellos deben estar en una permanente actitud de modernización y esta se consigue con información y con avances claros, por ejemplo, en su formación tecnológica y empresarial; en la atención al cliente, en la comunicación digital y el servicio a domicilio.

Bien por esta iniciativa de reconocimiento al tendero en Ibagué. Esperamos que muchas más empresas se vinculen a aquellas que ya manifestaron su interés de actuar como socios comerciales para que las tiendas ibaguereñas permanezcan.

REDACCIÓN EDITORIAL

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