Afinar el criterio

Ciertamente la tarea de los electores no es fácil, pero aún hay tiempo de hacer un análisis juicioso de hojas de vida. No podemos repetir las desastrosas experiencias del pasado, no sería responsable.

Quedan pocas semanas para que se lleve a cabo la jornada electoral que definirá los nuevos alcaldes, gobernadores, integrantes de asambleas y concejos. Y a medida que se acorte el tiempo la lluvia de información y desinformación agobiará a los electores. Es por ello que los ciudadanos deben activar su sentido crítico, pues se trata nada más y nada menos que de definir los nombres de quienes regirán los destinos de los municipios y los departamentos por los próximos cuatro años.

La radio, la prensa, la televisión, las redes sociales, las calles y cualquier medio que sirva para difundir un mensaje será utilizado por los candidatos y sus campañas para tratar de conquistar el voto ciudadano. También se pondrán en funcionamiento las estrategias clientelistas para atraer con promesas de contratos, puestos y prebendas el favor de los votantes.

Otros apelarán a las emociones de los electores para despertar odios con el propósito de que la gente salga “emberracada” a votar y, por supuesto, en las regiones más desprotegidas, están los que con medios violentos intentarán interferir en las decisiones electorales. Así que no será nada fácil hacerle frente a esta embestida electorera que nos toma por asalto en estas épocas.

En medio de estas circunstancias están los votantes que tienen la misión de elegir a los aspirantes más idóneos. En esta escogencia deben primar factores objetivos y criterios claros; es preciso, entonces, hacer una revisión de las hojas de vida y de los antecedentes de los candidatos de sus preferencias. La información está al alcance de la mano: las páginas de la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría publican de manera abierta la información acerca de todos los ciudadanos. Solamente se requiere teclear el nombre completo y se sabrá si una persona cuenta en su hoja de vida con una sanción de tipo penal, disciplinaria o fiscal que, en el caso de un candidato, lo hace indigno de recibir el beneplácito de sus conciudadanos.

Pero también hay que afinar el criterio al escuchar a los aspirantes a las corporaciones públicas. Existen muchos promeseros de oficio que elaboran un catálogo de acciones que son imposibles de realizar. Es preciso analizar en profundidad sus programas de gobierno. Hay que desconfiar de aquellos que ofrecen soluciones para todos los problemas de la ciudad o del departamento por encima de toda lógica; esto demuestra o que no conocen las finanzas de la jurisdicción a la que aspiran a gobernar, o que desconocen las leyes, o que no les importa ofrecer cosas imposibles de cumplir porque lo que les interesa es ganar.

Ciertamente la tarea de los electores no es fácil, pero aún hay tiempo de hacer un análisis juicioso de hojas de vida. No podemos repetir las desastrosas experiencias del pasado, no sería responsable.

REDACCIÓN EDITORIAL

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