El Hospital Veterinario de la Universidad del Tolima estuvo a punto de convertirse en otro elefante blanco, de esos que avergüenzan a los tolimenses y sobretodo a quienes han administrado recursos públicos. Es más, por espacio de dos años permaneció en esa lista negra.
En agosto del año 2014, el entonces rector del Centro de Formación Superior más importante de los tolimenses, José Herman Muñoz firmó un contrato por 6 mil millones de pesos para construir la obra. Luego, el ingeniero William Cardona, responsable de los trabajos, argumentó problemas con sus socios porque, inexplicablemente, el mismo rector ordenó que parte de la plata se consignara en una cuenta personal y no en la del Consorcio como estaba pactado.
En noviembre del año pasado, y luego de varios años de abandono de la obra, el actual rector de la UT, Ómar Mejía, acordó con el ingeniero Cardona, previo a una adición de 2.600 millones, la culminación del Hospital. Esta vez, el contratista se comprometió a entregar la estructura en seis meses, plazo que también incumplió.
Nueve años después del primer contrato, hoy el Hospital Veterinario de la Universidad del Tolima, ubicado en el barrio Miramar, al Sur de Ibagué, es una realidad. Está dotado con equipos de la alta tecnología para atender pequeños y grandes animales y ofrecerá servicios como consulta general y especializada, diagnóstico por imagen, diagnóstico y atención cardiopulmonar, cirugía general y especializada, anestesia y manejo del dolor, hospitalización, cuidado crítico, urgencias 24 horas, farmacia, laboratorio clínico y patología y central de esterilización.
Sin lugar a dudas, el muevo Hospital será un gran aliado de la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia y de sus estudiantes y profesionales. Además, prestará un gran servicio al sector pecuario del Tolima, un Departamento que no ha perdido esa vocación. Ahora que finalmente está construido, después de tantas adversidades, está llamado a ser ejemplo de calidad y prestación de servicios especializados en esta materia.
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