El enredo de las aulas para la Jornada Única

En conclusión, de los 541 proyectos de infraestructura educativa adjudicados por el gobierno Santos en 2016, 312 proyectos, es decir el 59%, se encuentran en nivel de riesgo alto.

Esta semana, la multinacional portuguesa Mota-Engil renunció, sorpresivamente, a continuar con sus obligaciones de construir 248 de los 541 megacolegios en el territorio colombiano que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos le entregó en el año 2016. Sólo terminó 17 y deja sin el derecho fundamental a la educación a por lo menos 100 mil jóvenes.

Para liberar los millonarios recursos que se necesitaban para construir 12.421 aulas en todo el país, el Ministerio de Educación Nacional creó el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa del Ministerio de Educación (FFIE).

Luego, ese Fondo hizo los convenios con alcaldías y gobernaciones para efectos de la contratación que, finalmente, se hizo con muy pocas empresas, entre ellas la multinacional portuguesa.

Cuando el alcalde de Manizales, Octavio Cardona, a comienzos del mes de julio de este año, alertó que Mota-Engil era el “Odebrecht de la educación en Colombia”, aparecieron entonces los alcaldes y gobernadores acusando, a granel, por el incumplimiento y el poco avance de las obras.

La ministra de Educación, María Victoria Angulo, debió hacer público un documento que revalidaba el estado crítico de las obras.

En conclusión, de los 541 proyectos de infraestructura educativa adjudicados por el gobierno Santos en 2016, 312 proyectos, es decir el 59%, se encuentran en nivel de riesgo alto.

El efecto Mota-Engil también campea en Ibagué. A esa firma portuguesa, el convenio FFIE-Alcaldía le entregó la responsabilidad de construir ocho de las 26 estructuras en igual número de instituciones educativas por un valor de $200 mil millones. Hasta hoy no se entregado la primera obra.

La experiencia con la construcción de aulas para la Jornada Única es sencillamente desastrosa, y eso que estaba diseñada para mejorar la calidad en la formación de millones de jóvenes colombianos. Contratos multimillonarios en pocas manos y empresas marcaron el comienzo de la debacle.

En Ibagué está en vilo la terminación de esa infraestructura, lo que lamentablemente afecta a miles de niños.

REDACCIÓN EDITORIAL

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