No todo se ha perdido

No se pretende desconocer que otras regiones del país padecen un grave deterioro del orden público por cuenta del accionar de diferentes grupos armados (Eln, disidencias de las Farc, “combos” de paramilitares y narcotraficantes, delincuencia organizada), más sí vale la pena destacar que en el Tolima se apuesta por la paz, y que desde aquí se pueden impulsar acciones dignas de replicar.

El 26 de septiembre de 2016 el Gobierno nacional y las Farc suscribieron el acuerdo para poner fin a un conflicto de más de cincuenta años, pacto que luego se volvió a firmar con algunas modificaciones el 24 de noviembre del mismo año, después del fracaso del referendo que pretendía que los colombianos lo aprobaran por mayoría. En este documento se establecieron pautas no solamente para la reinserción de los guerrilleros a la vida civil, sino también para el mejoramiento de las condiciones de vida de los colombianos.

El proceso no ha sido fácil y han sido muchos los factores que han influido para que esto sea un fracaso: el incumplimiento por parte del Estado, pues no existen los recursos para garantizar que lo que allí está plasmado se torne en una realidad; los obstáculos que han puesto en el Congreso y en las cortes para impedir su cumplimiento y, más recientemente, el anuncio de Iván Márquez de conformar una nueva guerrilla.

Estos antecedentes han generado una distorsión que induce a que muchos colombianos crean que el acuerdo fue un fracaso. No obstante, hay acciones que vale la pena destacar, para no perder de vista que se ha avanzado, especialmente en el Tolima, uno de los territorios más golpeados por el conflicto armado. No hay que olvidar que fue en el sur de nuestro Departamento donde nacieron las Farc hace más de cincuenta años.

La Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), que organizó en suelo tolimense la VII Gira de Cooperación Técnica Sur-Sur: ‘Colombia construye paz desde los territorios’, entregó valiosa información que merece ser tenida en cuenta. En este encuentro participan representantes de gobiernos y entidades extranjeras, con el propósito de conocer e intercambiar experiencias en torno a la reincorporación de excombatientes en diferentes partes del mundo, y la manera en que se llevan a cabo los procesos de reconciliación después de la finalización de un conflicto armado interno.

De acuerdo con la ARN, en el Tolima hay más de 670 excombatientes de las Farc, en los denominados Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (Etcr), que están ubicados en Icononzo y Planadas. En estas zonas habitan junto sus familias, con la firme convicción de que quieren apostar por un futuro lejos de las armas.

Igualmente, se encuentran en ejecución veintiún proyectos productivos colectivos y más de treinta individuales, en áreas como piscicultura, confecciones, porcicultura y ganadería. También es útil recordar que en nuestro territorio no se han reportado acciones de estos grupos una vez firmado el acuerdo.

No se pretende desconocer que otras regiones del país padecen un grave deterioro del orden público por cuenta del accionar de diferentes grupos armados (Eln, disidencias de las Farc, “combos” de paramilitares y narcotraficantes, delincuencia organizada), más sí vale la pena destacar que en el Tolima se apuesta por la paz, y que desde aquí se pueden impulsar acciones dignas de replicar. No todo está perdido; no obstante, aún hay un largo camino por recorrer.

REDACCIÓN EDITORIAL

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