Sí, hay ruido en el vecindario y se siente de alguna manera. Perú vive una de sus peores crisis políticas -No pasaba desde 1992- por cuenta de la decisión del presidente Martín Vizcarra de disolver “constitucionalmente” el Congreso y convocar a elecciones legislativas; aplicando una norma constitucional que lo faculta si la Cámara le niega una cuestión de confianza a dos gabinetes presidenciales.
Horas después, el Congreso respondió aprobando la suspensión de Vizcarra de sus funciones presidenciales, durante 12 meses, por “incapacidad temporal”. Al mismo tiempo, la Cámara juramentó a la vicepresidenta Mercedes Aráoz como “presidenta en funciones” del país.
Las dos decisiones se convirtieron en las más radicales de una vieja disputa que comenzó en 2016 cuando el Partido Fuerza Popular, orientado por Keiko Fujimori, logró la mayoría parlamentaria en las elecciones generales.
Martín Vizcarra ascendió a la Presidencia del país Inca el año pasado, tras la caída de Pedro Pablo Kuczynski por el escándalo de corrupción de la multinacional Odebrecht. Ha impulsado, desde entonces, varias reformas anticorrupción boicoteadas por el Congreso de mayoría fujimorista y sus aliados.
En Ecuador, otro de los vecinos de Colombia, tampoco duermen tranquilos. El presidente Lenin Moreno decretó el Estado de Excepción para combatir las violentas protestas en las calles de las principales ciudades de ese país, por cuenta de los transportadores a quienes les cayó muy mal los anuncios de aumento del precio de la gasolina y Acpm por cuenta del desmonte de subsidios, tras un acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional.
De Venezuela ni hablar. Los ruidos en el vecindario le roban también el sueño a muchos colombianos. Tenemos relaciones de origen, historia, comerciales e intercambio permanente.
Muchos connacionales viven en esos países. Especialmente Ecuador ha logrado un interesante crecimiento económico. Que las crisis internas pasen pronto en nuestros vecinos suramericanos porque, distinto a lo que muchos piensan, también nos afecta esa inestabilidad.
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