Unas disculpas que no son suficientes

Ahora en el corregimiento, los familiares de los asesinados hace 18 años esperan que llegue la reparación económica y que no les pase lo que al coronel de la novela garciamarquiana: Nunca llegó la notificación de la pensión y menos, aún, el cheque del primer pago.

Hacia el año 1640 el hoy Corregimiento de Frías, el más importante del municipio de Falan, tenía una importante figuración. Se dedicaba a la explotación de oro, plata y níquel. Roberto Frías, a quien el caserío debe su nombre, era el encargado de esta actividad extractiva que ejercía en nueve minas de esa región.

Aún están allí los vestigios. Obviamente, refundidos entre la maleza y escondidos tras cultivos y potreros. Hoy sólo el recuerdo queda, en este corregimiento ubicado a 13 kilómetros de Falan al que se llega por una maltrecha carretera sin pavimentar, que atraviesa un terreno bastante quebrado.

En la noche del sábado 15 de septiembre del año 2001, mientras que los colombianos celebraban el Día del Amor y la Amistad, un grupo de 20 hombres armados pertenecientes al Frente Ómar Isaza de las AUC, irrumpieron, abruptamente, en el pueblo y mataron a 11 personas que departían en el parque, acusándolas de guerrilleros. Luego, durante los siguientes dos años impusieron su ley en esa región. La historia de muerte y extorsión, miedo y zozobra no fue nada distinta a la vivida en otras regiones del Tolima en esa época aciaga.

El Consejo de Estado, en fallo del 3 de diciembre de 2014, declaró la masacre de Frías como un hecho de Lesa humanidad. Dijo que el Estado, representado en sus Fuerzas Militares, llámese Batallón Patriotas y Departamento de Policía del Tolima, actuaron en contubernio con las AUC y fueron permisivos con ese grupo al margen de la Ley. Claro que esa era la constante en esa época: Comandantes de guarniciones militares que entregaron a grupos al margen de la ley los territorios y ciudadanos que debían cuidar y proteger.

Solo cinco largos años después del fallo del Consejo de Estado hubo una ceremonia de presentación de excusas por parte de unos delegados de las Fuerzas Militares. También es una práctica recurrente del Estado dejar que pase el tiempo para reparar a las víctimas, que en este caso han considerado que más que unas disculpas vacías, Frías merece que le pidan perdón.

REDACCIÓN EDITORIAL

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