Augusto Cortés es un taxista de nacimiento en Ibagué, como él se describe. Su familia vive de este oficio que heredó de don Rómulo Cortés. Comparte su trabajo con una inmensa e incomparable afición a su equipo del alma: El Deportes Tolima. Es más, de niño recorrió todos los estadios de Colombia acompañando al Vinotinto.
Así como Augusto, miles de familias vibran, gozan, sufren y hasta lloran de emoción con los triunfos y las derrotas del Deportes Tolima como la del miércoles en la noche cuando dejó escapar, en el Manuel Murillo Toro, la posibilidad de ser finalista de la Copa Colombia.
Para infortunio de sus seguidores, el Vinotinto dejó escapar títulos importantes este año. De manera temprana, fue eliminado de la Copa Libertadores, luego de la Suramericana y esta semana de la Copa Colombia. En resumen, sólo le queda pelear la Liga, para lo cual debe avanzar en esta primera fase.
En los ahorros, el equipo de la tierra tiene 25 puntos y se ubica en el puesto ocho de la tabla. Le quedan tres partidos decisivos para clasificar: Dos de local contra el Cúcuta y Patriotas uno de visitante con el Medellín. Los expertos dicen que si gana los dos de local, tendrá el tiquete. Aún tiene la esperanza de tres puntos de escritorio que le quitaron con Rionegro.
Los hinchas extrañan a Marco Pérez, el último gran goleador. Pese a los resultados, el Deportes Tolima sigue siendo uno de los íconos de la tierra tolimense. Es innegable; y aunque este año poco se haya logrado, este equipo logra unir a quienes habitamos esta tierra, en un solo grito de emoción. Siempre grande el Vinotinto.
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