El mentado paro

Cabe agregar que en este aspecto existe cierta responsabilidad de algunos medios de comunicación, cuando se prestan para hacer eco de falsas noticias o brindan espacios a quienes pretender encender la llama del odio.

El paro nacional convocado para este jueves por centrales obreras, sindicatos y diferentes sectores sociales ha suscitado una enorme zozobra entre los colombianos, especialmente por el temor a que se produzcan desórdenes y actos de vandalismo.

Las semanas previas han estado rodeadas de un clima de tensión, por cuanto del lado del partido de gobierno se ha difundido la idea de que esta es una protesta infiltrada e instigada desde el exterior para desestabilizar el país y que se están preparando actos de violencia por parte de los manifestantes.

No obstante, no se debe perder de vista, que estas acciones ciudadanas llevan implícito un mensaje y son un síntoma de que algo no está funcionado bien en una sociedad; desconocerlas o minimizarlas solo contribuye a empeorar los ánimos ya de por sí exacerbados. La misma Iglesia católica, a través de un comunicado de la Conferencia Episcopal a propósito de esta jornada, reconoce que en nuestra sociedad existen graves problemas que no se han superado, como la corrupción, el desempleo y la inequidad social, lo cual lleva al descontento ciudadano que se expresa por medio de estas protestas.

No se puede ignorar que las razones de los convocantes a la jornada de protesta tienen asidero en lo que está sucediendo en el país como la reforma tributaria, los asesinatos de líderes sociales, de campesinos e indígenas, el incumplimiento del Gobierno nacional con maestros y estudiantes, el desempleo, el deterioro de la seguridad y la grave situación de corrupción en todos los estamentos del Estado.

El presidente Iván Duque ha expresado en diferentes escenarios que es deber del Gobierno garantizar el derecho a la protesta; afirmación esta que contradice los anuncios de militarizar los lugares en los que se concentrarán los manifestantes y de conceder facultades excepcionales a los gobernadores y alcaldes, para que adopten medidas que llegan, incluso, hasta la posibilidad de decretar el toque de queda.

El ambiente de tensión cuenta con un ingrediente adicional: la existencia de grupos radicales, cuyo propósito es azuzar a detractores y defensores del paro con consignas incendiarias, que contribuyen a incrementar el desasosiego. Para ello se valen de las redes sociales y sobre todo de falsas noticias, pues siempre habrá incautos que se encargan de propagarlas.

La movilización es un hecho. En Ibagué se anuncia que los manifestantes saldrán desde cuatro puntos y se concentrarán a lo largo de la avenida 37; es decir, que la ciudad quedará partida en dos. Solo restar invitar a los tolimenses para que ese día participen en la jornada como les señalen sus convicciones ideológicas, siempre dentro del respeto a las ideas de los otros, sin permitir que aquellos extremistas, de uno u otro lado, que pretenden pescar en río revuelto y caldear los ánimos, consigan su propósito de sumirnos en el caos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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