El nuevo periodismo

El periodismo no ha muerto. Se está transformando. Hoy ofrece nuevas posibilidades de interacción para ejercer la tarea con un sentido más cívico y en defensa de las comunidades.

Todos los años, durante el mes de febrero se repiten los homenajes a los periodistas. Con recepciones y almuerzos, distintas entidades reconocen el importante esfuerzo de hombres y mujeres que dedican sus vidas a investigar, analizar y difundir, con argumentos suficientes, aspectos de la realidad de una sociedad. No es fácil la tarea del periodista: a muchos los agreden, amenazan y asesinan; los intimidan y castigan a quienes denuncian y los obligan a callar.

Esta conmemoración anual debe llevarnos también a una reflexión. El mundo del periodismo ha cambiado con el afianzamiento de las redes sociales y esta tendencia lleva a que también cambie el ejercicio diario de los periodistas. La red está saturada de contenidos que son imposibles de verificar, que se comparten de manera incontrolable y, además, el voz a voz, ayuda a su divulgación. El tiempo real ya no es tarea del periodismo escrito o radial sino del mundo digital.

El lector también cambió. La nueva relación entre el periodismo y el lector dejó atrás el vínculo en una sola dirección, que partía del periodista. Ahora, estos profesionales deben estar en contacto cercano con el receptor, escucharlo y crear relaciones que lleven a conocer sus inquietudes y problemas. Esta interactividad, utilizada con mucha capacidad de análisis por parte del periodista ofrece perspectivas diferentes, le imprime dinamismo al medio visual, oral o escrito, promueve la participación y aporta al cumplimiento de la función social del periodismo.

Es necesario recuperar al lector, al oyente y al televidente. En nuestra región, los medios debemos mirar hacia otros contenidos que puedan ser de interés para las comunidades, por ejemplo, sobre prevención en salud, cultura ciudadana, medio ambiente, ciencia y tecnología, ejemplos a seguir, y otros temas que ayuden al mejoramiento de la calidad de vida de nuestro pueblo. Sería útil hacer un frente unido para adentrarnos en las comunidades e indagar sobre sus necesidades e intereses y contribuir, así, a ofrecer salidas a las difíciles condiciones que hoy se viven. Naturalmente, la información se debe procesar con un espíritu muy crítico, pensando en los efectos que esta pueda tener en un público emocional, que también tiene que desarrollar su capacidad de análisis.

El periodismo no ha muerto. Se está transformando. Hoy ofrece nuevas posibilidades de interacción para ejercer la tarea con un sentido más cívico y en defensa de las comunidades.

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