Comparación indolente e innecesaria

Colombia es el país con el mayor número de defensores de derechos humanos asesinados en América Latina. Precisamente el líder social Leyner Palacio sufrió un atentado y su escolta fue asesinado.

Pocos días duró la ministra del Interior Alicia Arango en su cargo, antes de levantar otra polvareda por cuenta de sus declaraciones. Ya como ministra de Trabajo, en las últimas declaraciones al frente de esa cartera, había sido blanco de críticas y hasta burlas porque se le ocurrió proponer el trabajo por horas, en momentos en que la administración de Iván Duque impulsaba las reformas pensional y laboral en el Congreso.

“Aquí mueren más personas por robo de celulares que por ser defensores de derechos humanos”, dijo Arango indolente, ahondando los cuestionamientos sobre cuál es la verdadera posición del Gobierno frente a los defensores de derechos humanos, a quienes manifiesta estar brindándoles todas las garantías de seguridad.

La muerte de líderes sociales en Colombia es, especialmente sensible. Se volvió el pan de cada día en la agenda mediática. Todos los días llegan reportes de diferentes regiones del país sobre el asesinato “a sangre y fuego” de los defensores de Derechos Humanos. El año pasado, en los registros de Naciones Unidas aparecieron 107 activistas asesinados.

La semana anterior, el presidente Iván Duque calificó de “intromisión” en la soberanía nacional las últimas recomendaciones que Naciones Unidas dio al Gobierno en relación a la gestión de la Policía y el resto de fuerzas de orden público.

Ya en Ginebra, el relator especial de la ONU, Michel Forst, calificó de irresponsables las declaraciones de la ministra Arango y se ratificó en que Colombia es el país con el mayor número de defensores de derechos humanos asesinados en América Latina. Anoche mismo, el líder social Leyner Palacio sufrió un atentado y su escolta fue asesinado.

Bajarle el tono a las salidas mediáticas de los voceros del gobierno y del propio presidente es el camino. Las cifras y las realidades no mienten. Incluye, por supuesto a la ministra del Interior porque hablar de las escandalosas muertes en Colombia de nuestros líderes, no admite otro “descache”.

EL NUEVO DÍA

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