El alargue de la cuarentena y sus consecuencias

Esto no es un juego. El enemigo es asesino, despiadado y no respeta edad ni condición social.

No se equivocó el presidente Iván Duque al ampliar el aislamiento Preventivo Obligatorio hasta el 27 de abril. Inicialmente, la cuarentena iba hasta el 13 de este mes, pero el feroz avance del coronavirus en Colombia, llevó al equipo médico y científico a recomendarle al jefe del Estado que la mejor estrategia para evitar el contagio era seguir manteniendo a la gente en las casas.

Y lo respaldan las cifras que deben preocupar a toda una nación. Horas después del anuncio de Duque, el Ministerio de Salud confirmó 200 nuevos infectados en todo el país y cuatro nuevos decesos. Es decir, el patógeno va a velocidades impensables y la llamada curva aplanada no se doblega ni medio centímetro. El saldo en rojo trasnocha: el país, según cifras de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas sólo cuenta con apenas 5.300 camas para atención en Unidades de Cuidados Intensivos UCI; pero solamente el 15% tiene el aislamiento adecuado para atender a pacientes con Covid-19 severo.

De ahí que cuando damos un vistazo al paso depredador de la pandemia por Ecuador, las imágenes son desgarradoras porque el número de infectados, más de 3.800, y los casi 200 fallecidos, superaron la capacidad instalada. A Colombia no le puede pasar, o por lo menos hacia allá están enfocados los esfuerzos del Gobierno para evitar esa hecatombe.

Ahora deben venir las otras medidas. Las económicas. Las ayudas verdaderas a quienes no tienen para comer. Y los hay por miles en las calles de ciudades y centros urbanos de Colombia. A esos, a los más pobres de los pobres, a los invisibles, a los que deambulan por calles sin rumbo fijo, a ellos deben llegar los auxilios para que puedan sobrevivir; porque seguramente para la cuarentena se les convirtió en un asunto de supervivencia. O los mata el Covid o los mata el hambre. Auxiliar a las pequeñas empresas también debe ser un programa real y estratégico del Gobierno nacional. Para ello, deben aparecer los grandes conglomerados económicos a quienes no les hemos visto asomarse en esta emergencia.

Aislarse y autocuidarse es la mejor manera de romper la cadena de contagio. No hay de otra. No hay vacuna. Y para quienes se infecten el panorama se vuelve muy sombrío; porque además de ello, las consecuencias posteriores para los que sufrieron la pandemia no son nada halagadoras; así las autoridades no hayan abordado este tema porque, a decir verdad, están muy encartadas con la etapa de mitigación. El alcalde de Ibagué mostró gráficas sobre los casos sospechosos en diferentes comunas y siendo sensatos, ese puede ser el mapa del invisible, pero certero avance del Coronavirus en la ciudad. Esto no es un juego. El enemigo es asesino, despiadado y no respeta edad ni condición social.

EL NUEVO DÍA

Comentarios